Enseñanza

Universidad Tecnológica Linares
Cynthia Ysell González Salazar
Mat. 5430
EAI02-A
Diseño de material didáctico
Linares, N.L., 18 de enero de 2013

Alentando a Kelly

“Una característica de un gran educador es su capacidad de conducir a sus alumnos a sitios en los que él nunca ha estado.”
 
Era mi primer empleo como maestra, y anhelaba causar una excelente primera impresión. Se me habíacontratado para dirigir a un animoso grupo de niños de cuatro años de edad.

Mientras los padres acompañaban a sus hijos al salón, yo intentaba arreglármelas con niños llorosos, mamás de ojos lacrimosos y papás tensos. Finalmente conseguí que los niños se sentaran sobre la alfombra y ya estábamos listos para comenzar nuestra ronda matutina.
Nos hallábamos en medio de una espléndidarepresentación del viejo mc Donald cuando la puerta se abrió y una misteriosa mujer entró al salón. Se detuvo junto a la puerta, observándonos silenciosamente a los niños y a mí. Mi voz y mi sonrisa nunca flaqueaban, pero sinceramente me puse muy nerviosa, "¿Quién será esa mujer? ¿Por qué está aquí? ¿Por qué nos mira con tanta atención?" cuando alcé la vista, ya se había marchado.

El día transcurrió conrelativa calma, pero cuando recogieron al último de mis alumnos yo estaba física y emocionalmente aniquilada. Deseaba con ansia una leche descremada, algo de chopin y un baño de burbujas. Pero justo en ese momento el director de la escuela me pidió que pasara a verlo a su oficina antes de retirarme.

Mi corazón se aceleró. "¿esto tendrá algo que ver con la señora que entró a mi salón? ¿Habréescogido mal las canciones? ¿La ronde había sido muy larga? ¿Muy corta?" al llegar a la dirección, yo era un manojo de nervios. Me senté en el filo del asiento y esperé a que cayera la guillotina. El director me explicó que la señora que había visitado mi salón por la mañana era una posible clienta de la escuela y estaba interesada en saber cómo se desarrollaría su hija en un salón normal.

Supequeña había nacido con un problema que la obligaba a usar abrazaderas de las rodillas para abajo. Caminaba, pero lo hacía muy despacio, con pasos tambaleantes. Sería necesario que alguien la llevara al patio y la regresara al salón. Su equilibrio era frágil y podía caer fácilmente a causa de un empujón, por leve que fuera. Sería preciso recordar constantemente a los demás niños tener cuidado al caminarcerca de ella, para no provocarle una caída en forma accidental.

El director me preguntó cómo me sentiría si ella se integraba a mi grupo. Me quede muda. Ignoraba si sobreviviría un año escolar con 15 de los más inquietos niños de cuatro años de edad de estados unidos, ¿y ahora se me pedía admitir a una niña con necesidades especiales? conteste que la aceptaba a prueba.

Aquella noche nopude dormir. Me la pasé dando vueltas en la cama hasta el amanecer, y después me dirigí a mi trabajo con el estómago hecho nudos. Ya estábamos todos reunidos en la alfombra para nuestra ronda matutina cuando la puerta se abrió y entró la misma señora del día anterior, en compañía de su hija. Se presentó como la mamá de Kelly y sentó cuidadosamente a su hija en la orilla de la alfombra: la mayoría delos niños conocían a Kelly de la sinagoga, y la saludaron con cálidos y afectuosos abrazos. Kelly y yo nos miramos.

-¡Bienvenida a nuestro salón, Kelly!. Estamos muy contentos de que seas un nuevo miembro  de nuestro grupo.
El primer día fue muy bueno; Kelly sólo se cayó dos veces. Después de varios días de llevarla y traerla del patio, pensé: "¿Por qué no la animo a recorrer un poco elpasillo por sí sola?" le pregunté si le gustaría intentarlo, y se mostró muy entusiasmada. Al día siguiente envié al grupo al patio con mis dos asistentes y Kelly empezó su primer recorrido del pasillo.
Caminó hasta el salón de junto, tres metros en total. ¡Nos dio mucha emoción a las dos! sin embargo, mis asistentes se espantaron de que alentara a la pobre niña a caminar. Me rogaron que la llevara...