Entre Dos Silencios- Hilma Contreras

Páginas: 37 (9037 palabras) Publicado: 24 de abril de 2014
ENTRE DOS SILENCIOS

Hilma Contrter'as

Biblioteca Taller No. 241
ENTRE DOS SILENCIOS
-CuentosH ilma Contreras

lo. 1987. Ediciones de Taller
Portada de Taller
Ilustración de Portada: Noemí Mella
Impreso en Taller. República Dominicana
Printed in Dominican Republic
Taller, I.abello Católico 309, Solito Domingo, República Dominiéalla

Silencio antes de nacer
Silencio después demorir
Vivir anhelante entre dos
silencios.

PLENITUD

Sus pasos eran lo único vivo en la medianoche de
aquella calle. Duros. Precisos. Con nitidez de rebotar
de piedra en pozo vacío. Sola, absolutamente sola en
aquella oscuridad. La voz de sus tacones anchos la
precedía. Se detuvo para respirar firmamento y gozar
de ese nuevo silencio que ella imponía a la noche. Pensó
que silevantaba los brazos se desprendería del suelo.
Alrededor dormían un sueño de gente sin importancia.
Se palpó. Vivía. Porque el cuerpo cobra más volumen
en la soledad abierta, se independiza en presencia
concreta frente al espíritu que lo contempla, hinchazón
de plenitud vital.
Detrás de la casa más alta, el cielo empezó a sonrojarse casi imperceptiblemente.
Como la otra vez. Pero ahora nodeambulaba por el
parque del colegio. El rubor se tornó escarlata.
-¡Fuego! -se dijo--, fuego como entonces.
y echó a correr rompiendo la muda oscuridad con
sus pasos y su voz.
Nadie hizo caso.
Corría por todas partes.

11

-¡Ey! ¡La gente de aquí, fuego!
Los árboles crepitaban. Al abrir las ventanas la luz
roja invadió el dormitorio despertando a las muchachas.
-¡Aprisa, aprisa!¡Sálvense!
Vuelo de pies descalzos escaleras abajo, entre remolinos de humo. Ni un grito. Sólo el jadear del incendio.
Faltaba Edmée. Esbelta Y susurrante. La habían
visto de rodillas mojando de lágrimas una imagen de la
Virgen.
-¡Edmée! ¡Edmée!
Venía sonriendo, ligera como una espuma; los largos
cabellos sin color.
-Buenos días. compañeras.
Cuando le estrecharon la cintura jubilosamente se
hizocenizas en el anillo de las manos. Fue el primer
grito. Siete gritos de la misma boca. Se palpó toda.
Vivía...
Alguien le tocó el hombro:
-De pie. perezosa. Las seis ya.
El rasgón del despertar la revolvió en la cama. En la
habitación hervía un rayo de sol. De repente llamó con
voz angustiada:
-¡Edmée! ¡Edmée!
-¿Qué te pasa?
-No me gusta el siete.
-¿El siete? ¿Qué siete?
-¡Oh... elsiete!
-Dios bendijo y santificó el séptimo día porque en
él descansó de toda la obra que había creado.
Los hilos de la ducha cantaron en el baño.
-Haces demasiado ruido. No te oigo.
Edmée replicó por encima del agua:
-Las siete nos darán aquí si no andas rápido.
12

Acababan de llegar a la parada cuando surgió la
guagua vomitando ruidos. Miró el reloj.
Las siete menos un minuto.

Fueentonces cuando le pareció que el siete terminal
de la placa del vehículo crecía gigantesco y se le echaba
encima. Gritó de miedo.
Instintivamente se llevó las manos al cuerpo, palpándose, buscando su certidumbre de vida en aquella
soledad. Estaba sorprendida.
La noche aclaraba, se hacía luz, un gran firmamento
silencioso hacia el que no se atrevía a extender los
brazos, segura de que sedesprendería del suelo.
-¡Edmée! ¡Edmée!
Espuma flotante, largo pelo sin color.
Libre de angustia ofreció las manos abiertas a aquella dulce plenitud jamás sentida. Abajo resonaron pasos
urgentes seguidos del ulular siniestro de la ambulancia.
Edmée sonreía.

13

LA CABELLERA

A las doce, cuando se disponían acerrar, una voz
nueva y juvenil preguntó:
-¿Me venden un tubo de Alka Seltzer?Los dos miraron a la recién llegada, extrañados de
semejante anacronismo.
-Lindo pelo- elogió doña Irene.
La joven sonrió sacudiendo la cabellera castaña con
una gracia altanera que parecía una provocación.
El farmacéutico se pasó el pañuelo por la cara.
-¡Cómo lo aguantará! -exclamó minutos después--. Con sólo mirarla me siento morir de calor. ¡Qué
horror!
Pero la tenía enfrente. Se...
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