entre mirada filosas
¿TRATAMOS BIEN A LOS INMIGRANTES?: AVATARES DE LOS EXTRANJEROS EN EL PAIS
Vivir entre miradas filosas y la sombra de la discriminación
El asesinato de un joven boliviano en una bailanta porteña reavivó temores en su comunidad. Durante una semana, Clarín acompañó al enfermero boliviano Freddy Flores a recorrer distintas zonas de laCiudad, para determinar si hay actitudes racistas instaladas entre los argentinos. Hubo de todo.
Vamos a la nota de los bolitas?", pregunta el remisero. Y el equipo periodístico de Clarín, antes de subir al auto, ya se topa con lo que iba a buscar, huellas de la discriminación contra la comunidad de bolivianos en la Argentina. Ellos lloran la muerte de Beimar Mamani, un joven de 24años que fue asesinado a golpes por patovicas del boliche Fantástico Bailable, a mediados de mes, un crimen al que el Gobierno argentino atribuyó un "fuerte comportamiento xenófobo".
Puede que no sea sólo una cuestión de forzudos y choferes, sino una actitud de rechazo al inmigrante más extendida en la sociedad. Por ejemplo usted, estimado lector, responda con sinceridad: ¿preferiría conocer aquíla historia de un actor internacional, ovacionado en los festivales de Cannes y Venecia, y aplaudido por el mundo, o se inclina por asomarse a la vida de un humilde enfermero boliviano que desde hace 13 años asiste a pacientes coronarios de Almagro? ¿Qué relato eligió?... Bueno, en realidad, es uno solo, porque se trata de la misma persona, Freddy Flores, protagonista de la multipremiadapelículaBolivia, de Adrián Caetano, y enfermero del hospital Ita liano hasta que la noche se pone pecosa de estrellas.
Rumbo a su encuentro maneja el remisero, bajo cuarenta grados que derriten el cemento. Freddy espera en Parque Rivadavia, a la sombra del monumento a Simón Bolívar. En la película, Freddy era el parrillero de una fonda de Buenos Aires, explotado por el patrón y maltratado por un taxistaque lo insultaba: "Te venís a sacar el hambre acá, boliviano de mierda". Un día, borracho de racismo, lo mata de un tiro, sin dejar que Freddy se defienda.
Clarín le pidió a Freddy que resucitara de aquella muerte para protagonizar esta historia de vida, recorrer la ciudad y medir hasta dónde llega la discriminación real.
Es sábado y en los bares de Caballito la clase media toma la meriendacon aire acondicionado. Cuando Freddy pide pasar al baño, la respuesta es dispar, algunos lo dejan e incluso le indican el camino con amabilidad, pero otros no: "Es sólo para clientes", le dicen, en el mismo local donde una rubia entra y consigue aliviar su vejiga.
En una mueblería de Flores, el vendedor ni se le acerca, sólo manda al chico que limpia a decirle los precios de los aparadores queestán en la vereda. En una concesionaria de autos de Rivadavia y Argerich, en cambio, le dedican la misma atención que a cualquier cliente.
En los trayectos, este hijo de mineros bolivianos de La Paz, con 47 años y 23 en la Argentina, empieza a contar anécdotas que enriquecen el viaje. El remisero presta atención. Freddy hilvana varios momentos: "Cuando voy a seminarios sobre hemodiálisis ocuidados especiales para pacientes coronarios, me dicen 'pibe' si estoy con guardapolvo, pero me dicen 'doctor' si voy de traje. Cuando me siento en un restaurant, suele pasar que los mozos me hacen esperar más de la cuenta. Hasta en el banco me pasó, un día que perdí la tarjeta y tardaron cuatro horas en atenderme; por la cara, será. Lo cierto es que, cuando quedé frente a la cajera, le dije que eldestino nos podía volver a juntar. Y así fue, llegó al hospital con un problema de salud y yo la atendí como a una reina, pero cuando se recuperó le recordé el incidente. Creo que se arrepintió".
Sábados y domingos, Freddy busca refugio en Liniers, donde Bolivia dura dos cuadras de la calle José León Suárez, repleta de legumbrerías, locales para enviar remesas de dinero al exterior,...
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