Entre Qu Gente Estamos
[…] Mi amigo quería hacerse un pantalón, y le llevé a casa de mi sastre. Ésta era más negra: mi sastre es hombre que me recibe con sombrero puesto, que me alargala manó y me la aprieta; me suele dar dos palmaditas o tres, más bien más que menos, cada vez que me ve; me llama simplemente por mi apellido, a veces por mi nombre, como un antiguo amigo; otrotanto hace con todos sus parroquianos, y no me tutea no sé por qué; eso tengo que agradecerle todavía. Mi francés nos miraba a los dos alternativamente; mi sastre se reía, yo mudaba de colores, peroestoy seguro que mi amigo salió creyendo que en España todos los caballeros son sastres o todos los sastres caballeros. Por supuesto, que el maestro no se descubrió, no se movió de su asiento, nohizo gran caso de nosotros, nos hizo esperar todo lo que pudo, se empeñó en regalarnos un cigarro y en dárnoslo encendido él mismo; cuantas groserías, en fin suelen llamarse franquezas entreciertas gentes.
Era por la mañana; la fatiga y el calor nos habían dado sed; entramos en un café, y pedimos sorbetes.
--¡Sorbetes por la mañana! -dijo un mozo con voz brutal y gesto de burla.-"¡Que si quieres! ¡Bravo! -dije para mí-. ¿No presumía yo que el día había empezado bien?" Pues traiga usted dos vasos pequeños de limón ...
-¡Vaya, hombre, anímese usted! Tómelos usted grandes-nos dijo entonces el mozo con singular franqueza-. ¡Si tiene usted cara de sed!
-Y usted tiene cara de morir de un silletazo -repuse yo ya incomodado-; sirva usted con respeto, calle y no se chanceecon las personas que no conoce, y que están muy lejos de ser sus iguales.
Entre tanto que esto pasaba con nosotros, en un billar contiguo diez o doce señoritos de muy buenas familias jugaban albillar con el mozo de éste, que estaba en mangas de camisa; que tuteaba a uno, sobaba a otro, insultaba al de más allá y se hombreaba con todos; todos eran unos.
-¿Entre qué gente estamos? -repetí...
Regístrate para leer el documento completo.