entrevista de tesis
En la literatura educativa podemos encontrar múltiples definiciones y taxonomías que intentan delimitar conceptualmente el trabajo colaborativo. Así, por ejemplo, es frecuente distinguir entre la cooperación, la colegialidad y la colaboración como formas de interacción docente que indican una progresión decreciente complejidad y profundidad. Similarmente, podemos distinguir entre el grupo y el equipo como formas de trabajo conjunto que difieren en función de los niveles de interdependencia, de consenso en las metas y de desarrollo de los medios para su consecución. Sin embargo, este consenso es ciertamente más aparente que real, y en la práctica puede resultar poco útil emplear estas categoríasrígidamente. Creo que la cuestión fundamental que no deberíamos perder de vista es que el trabajo colaborativo del profesorado puede adoptar múltiples formas y expresiones, del mismo modo en que puede ser interpretado y experimentado de diversas maneras por sus protagonistas. De modo amplio, tal como se analiza en el libro, el trabajo colaborativo es un término paraguas que designa cualquierexpresión de trabajo grupal ideológicamente orientada y sostenida en el tiempo. Entiendo que no tiene mucho sentido delimitar qué constituye o puede constituir un trabajo colaborativo auténtico. Más bien, la pregunta que nos deberíamos formular es la de qué efectos tienen determinadas formas de trabajo colaborativo sobre la práctica educativa, y muy especialmente sobre los procesos de enseñanza-aprendizajeque se desarrollan en las aulas.
2. Actualmente, ¿qué factores favorecen o dificultan el trabajo colaborativo docente en nuestras organizaciones educativas?
Obstáculos para la colaboración docente hay muchos, puesto que las escuelas son organizaciones que fueron diseñadas para la instrucción directa del alumnado, pero no para el trabajo colaborativo del profesorado. En este sentido, másadelante comento algunas cuestiones relacionadas con la autonomía institucional, la movilidad del profesorado, la organización de los espacios y los tiempos y las políticas de formación y actualización docente como potenciales dificultades al estímulo colaborativo. Y, en cuanto a los factores que pueden favorecer la colaboración docente, creo que tenemos razones para ser moderadamente optimistas. Lasnuevas generaciones comienzan a adquirir cierta conciencia sobre la importancia de entender la profesión docente más allá del ámbito de trabajo del aula, aunque muchas veces desde las instituciones encargadas de la formación inicial del profesorado ofrezcamos nosotros mismos los más pésimos espectáculos de actuaciones coordinadas. Por otro lado, la actual crisis de legitimidad de la escuela comoinstitución educativa, así como la multiplicación de las demandas, en ocasiones contradictorias, que ésta recibe, generan un sentido de urgencia y necesidad que, debidamente encauzado, puede contribuir a generar también un sentido de oportunidad para el trabajo colaborativo. El profesorado debe encontrar soluciones para encarar situaciones a las que no está acostumbrado y/o con las que las pautasde respuesta familiares no tienen ya éxito. Agotados los modelos racional-burocráticos basados en el expertismo y en estrategias tecnológicas, el trabajo colaborativo puede presentarse como una vía más orgánica y generativa para ofrecer respuestas ad hoc a los problemas emergentes.
3. ¿Hasta qué punto el trabajo colaborativo entre docentes puede promover el desarrollo de las organizacioneseducativas?
Personalmente estoy convencido de que el cambio, la mejora y, en fin, el desarrollo de las organizaciones educativas hacia modelos más democráticos, inclusivos y socialmente justos requiere, necesariamente, la puesta en marcha de procesos de trabajo colaborativo. Las investigaciones recientes, pero también el sentido común, ponen de manifiesto que cualquier proceso de desarrollo...
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