Entrevista NOMENA
Por: Nomena arquitectos
R.C: ¿Y a ustedes qué les inquieta con respecto a la arquitectura?
Bueno, en general, creo que un poco de todo. Supongo que por eso nace la inquietud de
hacer las entrevistas. Ya desde la universidad nos juntábamos para hacer los trabajos, organizamos un par de cosas. Al haber esa carencia de crítica de los mismos arquitectos hacia
el oficio, uno no sabe muy bien donde está parado.
R.C: Bueno, ¿tiene que ver con la época no?, tiene que ver con la distancia que uno se pone para
el ejercicio profesional, que debe ser larga. Si uno piensa que la arquitectura te va a dar pronto
cierto reconocimiento personal o grupal, vas a estar siempre con una angustia y si no lo sabes manejar te puede generar mucha frustración rápidamente.
P.LL: Como dices, tiene que ver con la época, que nos está acostumbrando a un nivel de rapidez
en todo. Supongo que tiene que ver con cómo te has formado. Nosotros nos formamos con
láminas, tableros, butacas, etc. Eso te da una distancia, una mirada más pausada de la carrera.
RC: Claro, en general te da una velocidad distinta para proyectar.
¿Y cuál es ese ritmo o velocidad que imponen en su oficina para proyectar?
R.C: Nosotros pensamos que no vamos a proyectar lo que no podamos controlar en ciertas
distancias. La única manera de hacer eso es cambiar el punto de vista del ejercicio. Eso implicará
algunas veces rechazar algunos trabajos. Hay cosas que nos interesan proyectar que no pasan por el tema económico. Es saber cómo te ubicas en el medio.
Como decían, tiene que ver en cómo se han formado.
R.C: Yo me formé con Pedro Belaunde y Juan Reiser. Tenían una increíble biblioteca y creo que
fue lo que me sedujo a la llegada a su oficina. Eso y la distancia que se tomaban con el proyecto.
Se boceteaba mucho, era un proceso más romántico diriamos…
P.LL: Yo trabajé con Emilio Soyer que aceptaba pocas casas al año, se tomaba su tiempo,
revisaba todo 20 veces. Sus clientes sabían que si le pedían una casa había un tiempo. Claro que
a veces nosotros no podemos hacer lo que queremos, a veces el cliente te apura, pero digamos
que es el ideal.
Hoy debe ser difícil para un arquitecto joven que sale, ve que se construye mucho, piensa que tendrá mucho trabajo apenas salga.
R.C: Uno tiene que afinar el ojo pues. Se construye en todo el mundo. Por ejemplo, tuvimos la
oportunidad de ir con la FAU‐PUCP en un viaje a Japón. Uno ve mil grúas, pero inmediatamente
uno puede identificar algo interesante. Te acercas al proyecto y en efecto es distinto a lo que
construye la ciudad. Porque la ciudad no se construye de situaciones singulares. Se construye
sobre tejidos y me parece bien que sea el fondo. La figura puede ser algo singular muy pequeño,
casi como algo especial. Entonces, aquí se va a seguir construyendo, pero todo tiene que ver en
donde empiezas a ubicarte y qué tiempos de pones dentro de esa ubicación. Cada quién se
construye el mundo donde trabaja. Tiene que ver cómo te haz y cómo te sigues formando.
¿Cómo ven o cómo afrontan este proceso formativo ya en el ámbito profesional?
R.C: Por ejemplo, participamos en un concurso para el Centro Cultural de España. Entendimos
desde un principio que para nosotros el proyecto era formativo. La idea no era que nos
habíamos formado y que ya estábamos listos para proyectar. El proyectar era formativo y en cuanto era así teníamos que hacerlo de la mejor manera posible, con las mejores herramientas,
los mejores tiempos y los mejores argumentos para poder continuar con el proceso. Por eso
nuestra duda es, un poco, qué tanto podría crecer la oficina.
P.LL: Esto nos lo hemos planteado recién este año, con el boom de trabajo que hay. A veces ...
Regístrate para leer el documento completo.