Entrevista rem koolhass
Rem Koolhaas, autor de Delirious New York y S, M, L, XL, es el escritor sobre urbanismo más estimulante de nuestros días. Entre los muchos proyectos de la Oficina de Arquitectura Metropolitana, con sede en Rótterdam, está elgigantesco Centro de Convenciones de Lille, equidistante de Bruselas, París y Londres.
NATHAN GARDELS: Octavio Paz rechaza el término "posmoderno". Cree que hemos roto completamente con la modernidad y vivimos en "un tiempo sin medida, o tiempo puro". Quiere decir que la modernidad cambiaba a la tradición por el futuro. Y después del fracaso de la idea de progreso y del comunismo, tampocotenemos fe en el futuro. Eso nos deja abandonados permanentemente en el efímero presente. No hay tampoco ruinas, ni utopía. Este tiempo puro tampoco es pesimista ni optimista. Es libre. Una tabula rasa.
De igual manera, excepto por el núcleo central de las ciudades europeas, las ciudades del planeta están convirtiéndose en una especie de "espacio puro" como Los Ángeles, liberada del cautiverio delcentro tradicional y, así, de una identidad centrada. Su historia pasada importa poco a medida que se convierten en receptáculos de crecimiento desordenado desbordados de humanidad y cultura mundial. En este espacio puro del presente surge lo que usted llama la "Ciudad Genérica". Según dijo usted, Singapur, la ciudad genérica más exitosa es "una ecología de lo contemporáneo".
¿No dice usted ensus obras y escritos: "Asumamos esta tabula rasa y celebrémosla. Los lamentos por la ausencia de historia son un reflejo tedioso. No es deseable la presencia de la historia"?
REM KOOLHAAS: No. Nunca eliminaría voluntariamente la historia. Me gusta la historia. Lo que me disgusta es la manera en que se ha diagnosticado como causa de una flotante ansiedad colectiva la ausencia de historia,centro y lugar, al mismo tiempo que gran parte de la humanidad parece felizmente capaz de habitar la "novedad" que ha sido construida excavando en la tabula rasa. Navegar en la angustia por el pasado perdido -aún en Estados Unidos, devorados por la nostalgia en todos los niveles, desde los populistas hasta los más elitistas-nos cierra los ojos ante la emergencia incipiente de otro mundo, otra ciudad,otra manera de ser felices. De alguna manera no podemos imaginar que algo contemporáneo-hecho por nosotros-pueda contribuir a la identidad. Pero que el crecimiento humano sea exponencial implica que el pasado se volverá en algún momento demasiado pequeño para habitarlo y compartirlo con quienes estén vivos.
Además, de un modo angustiosamente sentimental y emocional, esta "otra manera" serechaza sin más, como si apestara. No es nunca analizada, descrita o investigada. ¿Es la ciudad contemporánea como el aeropuerto contemporáneo-siempre igual? ¿Es posible teorizar esta convergencia? Y si fuera así, ¿a qué configuración última se aspira? La convergencia solo es posible al precio de cambiar de identidad. Suele verse como una pérdida. Pero ocurre a tal escala, que debe significar algo.¿Cuáles son las desventajas de la identidad e, inversamente, las ventajas de la vaciedad? ¿Qué queda, una vez desechada la identidad? ¿Lo genérico?
Por eso, para hacer mi libro S, M, L, XL yo mismo voy a Singapur y trato de entenderla. Como ahí señalo, me encontré a los ocho años en un barco en el puerto de Singapur. No desembarcamos pero recuerdo el olor -dulce y podrido, las dos cosas hasta el...
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