Entrevista Sigmund Freud

Páginas: 15 (3595 palabras) Publicado: 21 de octubre de 2013
ENTREVISTA DE GACETA DE PSIQUIATRÍA UNIVERSITARIA

ENTREVISTA DE GACETA DE PSIQUIATRÍA UNIVERSITARIA

Sigmund Freud:
reflexiones sobre la vejez (1926)
(Rev GPU 2010; 6; 2: 166-171)

“Yo no me rebelo contra el orden universal. Finalmente, después de setenta
años, tuve lo bastante para comer. Aprecié muchas cosas –en compañía de mi
mujer y mis hijos–; el calor del sol. Observé las plantasque crecen en primavera. De vez en cuando tuve una mano amiga para apretar. En otra ocasión
encontré un ser humano que casi me comprendió. ¿Qué más puedo querer?”

(1856-1939)

Esta entrevista fue concedida al periodista George Sylvester Viereck en 1926 en la casa de
Sigmund Freud en los Alpes suizos. Se creía perdida pero en realidad había sido publicada en el
volumen de “Psychoanalysisand the Future”, New York, 1957. Actualmente está disponible en
la revista electrónica Psychanalyse.lu, La psychanalyse au Luxembourg, y en otros sitios web en
diversos idiomas. Fue traducida del inglés al portugués por Paulo César Souza y al castellano por
Miguel Ángel Arce.

166 | Psiquiatría universitaria

Sigmund Freud: reflexiones sobre la vejez (1926)

S

igmund Freud (SF):Setenta años me enseñaron a
aceptar la vida con serena humildad…

George Sylvester Viereck (GSV): Quien habla es el profesor Sigmund Freud, el gran explorador del alma. El escenario de nuestra conversación fue en su casa de verano en
Semmering, una montaña de los Alpes austriacos. Yo había visto el país del psicoanálisis por última vez en su modesta casa de la capital austríaca. Los pocos añostranscurridos entre mi última visita y la actual multiplicaron
las arrugas de su frente. Intensificaron la palidez de sabio.
Su rostro estaba tenso, como si sintiese dolor. Su mente
estaba alerta, su espíritu firme, su cortesía impecable
como siempre, pero un ligero impedimento en su habla
me perturbó. Parece que un tumor maligno en el maxilar
superior tuvo que ser operado. Desde entonces Freudusa
una prótesis, lo cual es una constante irritación para él.
SF: Detesto mi maxilar mecánico, porque la lucha con
este aparato me consume mucha energía preciosa. Pero
prefiero esto a no tener ningún maxilar. Aún así prefiero
la existencia a la extinción. Tal vez los dioses sean gentiles con nosotros, tornándonos la vida más desagradable a medida que envejecemos. Por fin, la muerte nosparece menos intolerable que los fardos que cargamos.
(Freud se rehúsa a admitir que el destino le reserva
algo especial). ¿Por qué (dice calmadamente) debería yo
esperar un tratamiento especial? La vejez, con sus arrugas, llega para todos. Yo no me rebelo contra el orden
universal. Finalmente, después de setenta años, tuve lo
bastante para comer; aprecié muchas cosas –en compañía de mi mujer ymis hijos–; el calor del sol. Observé
las plantas que crecen en primavera. De vez en cuando
tuve una mano amiga para apretar y en otra ocasión
encontré un ser humano que casi me comprendió.
¿Qué más puedo querer?
GSV: Sigmund Freud tiene una fama. Su obra prima influye en la literatura de cada país. Los hombres miran la
vida y a sí mismos con otros ojos, por causa de este señor.Recientemente, en el septuagésimo aniversario, el mundo
se unió para homenajearlo, con excepción de su propia
universidad.
SF: Si la Universidad de Viena me demostrase reconocimiento, me sentiría incómodo. No hay razón en aceptarme a mí o a mi obra porque tengo setenta años. Yo
no atribuyo importancia insensata a los decimales. La
fama llega cuando morimos y, francamente, lo que venga después no meinteresa. No aspiro a la gloria póstuma. Mi virtud no es la modestia.
GSV: ¿No significa nada el hecho de que su nombre va a
perdurar?

SF: Absolutamente nada, es lo mismo que perdure o
que nada sea cierto. Estoy más bien preocupado por el
destino de mis hijos. Espero que sus vidas no sean difíciles. No puedo ayudarlos mucho. La guerra prácticamente liquidó mis posesiones, lo que había adquirido...
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