Eres el siguiente Gregg Hurwitz

Páginas: 545 (136198 palabras) Publicado: 9 de septiembre de 2015
Mike Wingate ha tenido una infancia difícil. Lo abandonaron en un parque cuando tenía
cuatro años y creció en un orfanato. Nadie volvió a por él y solo tiene unos cuantos
recuerdos dispersos de sus padres. Ahora que ya es adulto, Mike está viviendo la vida
que siempre quiso: está felizmente casado con la mujer de sus sueños, Annabel; tienen
una preciosa y precoz hija de ocho años, Kat, y suempresa de construcción está a punto
de finalizar un contrato que les asegurará un futuro económico libre de preocupaciones.
Es entonces cuando ocurre lo inimaginable. El pasado de Mike, un pasado que él ni
siquiera recuerda, llama a su puerta para infundir el miedo en él y en su familia. Mike
empieza a recibir amenazas y cuando lo denuncia a la policía, los investigadores parecen
más interesados enel pasado poco claro de Mike que en seguir las pistas o proteger a la
familia. Mike no tendrá más remedio que acudir a Shep, un hombre verdaderamente
peligroso, al que conoce de sus días en el orfanato. Juntos harán cuanto sea necesario
para proteger a la familia de Mike de los hombres que se esconden tras un amenazador
mensaje: «Eres el siguiente».

Gregg Hurwitz

Eres el siguiente
ePUB v1.022.7.13

Título original: You're Next
Gregg Andrew Hurwitz, 2011.
Traducción: Santiago del Rey, 2013.
ePub base v2.1

Prólogo
El crío de cuatro años se remueve en el asiento trasero del coche familiar. Su cuerpo no pasa de ser
un bulto bajo la manta que lo cubre. La hebilla del cinturón le aprieta en la cadera y le hace daño.
Se incorpora, restregándose los ojos bajo la luz matinal, y mira confusoalrededor.
El coche, con el motor al ralentí, está pegado a la acera, junto a una valla de tela metálica. Su
padre se aferra al volante con brazos temblorosos, mientras el sudor le resbala por la enrojecida piel
de la nuca.
El niño traga saliva para humedecerse la reseca garganta.
—¿Dónde…, dónde está mami?
Su padre suelta un resuello y se vuelve a medias. La sombra de la barba de un día leoscurece la
mejilla.
—Ella no… No puede… No está aquí.
Baja la cabeza y se echa a llorar. Puras sacudidas e hipidos, como llora la gente que no está
acostumbrada a hacerlo.
Al otro lado de la valla, los niños corren por el asfalto resquebrajado y aguardan su turno en unos
columpios herrumbrosos. Un rótulo sujeto con alambre a la valla proclama: AMANECE DE NUEVO
EN AMÉRICA: RONALDREAGAN PRESIDENTE.
Elniño tiene calor. Baja la vista para echarse un vistazo. Lleva vaqueros y una camiseta de
manga larga, en lugar del pijama con el que se había metido en la cama. Intenta comprender las
palabras de su padre, la calle desconocida, la mantita hecha un gurruño en su regazo… Pero no puede
concentrarse en nada, salvo en el vacío que nota en el estómago y en el zumbido de oídos.
—Esto no es culpa tuya,campeón. —La voz de su padre suena aguda, desigual—. ¿Me entiendes?
Si has de recordar… una cosa…, recuerda que nada de lo ocurrido es culpa tuya.
Desplaza las manos por el volante, apretándolo con tanta fuerza que le palidecen los nudillos.
Tiene una mancha negra en la manga de la camisa.
Les llega un rumor de risas; los niños se cuelgan de las barras y rodean a gatas las desvencijadas
atracciones.—Pero ¿qué he hecho? —dice el crío.
—Tu madre y yo te…, te queremos mucho. Más que a nada en el mundo.
Las manos de su padre siguen desplazándose por el volante. Se desplazan y aprietan. Se
desplazan y aprietan. A la manga de la camisa le da la luz directa, y el niño observa que la mancha
no es negra. En absoluto.
Es roja como la sangre.
Su padre se encorva con los hombros estremecidos, aunque sinhacer ningún ruido. Luego, con
evidente esfuerzo, se yergue otra vez.
—Ve a jugar.
El niño observa por la ventanilla el patio desconocido, lleno de chavales desconocidos que
corren y chillan.

—¿Dónde estoy?
—Volveré dentro de unas horas.
—¿Me lo prometes?
Su padre no se vuelve aún, pero levanta la vista hacia el retrovisor y le sostiene la mirada por
primera vez. En el espejo, su boca es un...
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