Erick dahan
Libération/EL MUNDO
PESARO.- El cantante actúa hoy, por primera vez en solitario, en el Teatro Real de Madrid, dentro de un concierto privado con motivo de la conmemoración del 25 aniversario de la Asociación Nacional de Industrias Electrónicas y de Telecomunicaciones. El recital que ofrece el tenor italiano incluye arias de ópera, canciones napolitanas y otras obras de Beethoven,Scarlatti, Bellini y Puccini, entre otros.
- ¿Qué piensa de los cantantes de hoy?
- Me da la sensación de que cada vez vemos menos cantantes y más actores sobre los escenarios de ópera. Para mí, la combinación perfecta de los dos talentos era la Callas o Di Stefano. Pero ahora no podría citar a cinco con su mismo nivel. Un tenor o una soprano de categoría inferior en aquella época serían hoyauténticas superestrellas. Y eso que hoy hay más conservatorios, más teatros y a los cantantes se les sigue desde su más tierna infancia. Pero no hay grandes voces. Organizo concursos de canto y audiciones para la gente joven. Y sin embargo, sé que la generación de los Corelli y de los Tebaldi no ha sido reemplazada. Un día, un joven tenor me dijo: «Tiene usted una técnica perfecta. ¿Cómo lo hace?». Yyo le respondí: «Es sencillo, hago lo que me enseñaron mis profesores tenores: intento producir sonidos redondos en forma de catedrales». Nada más sencillo, un poco de musicalidad, de inteligencia y de personalidad.
- ¿Le chocan los directores que «adaptan» o modernizan los libretos operísticos?
- Todo depende. Mi mejor Bal-masqué fue montado por Willy Decker en Hamburgo con un vestuario y undecorado de la Guerra de Secesión. Renato era el general Lee, los conspiradores, los miembros del Ku Klux Klan... Entonces me dije: ¡Qué maravilla, qué imaginación! Pero algunos espectáculos sólo intentan buscar el escándalo gratuito.
- ¿Quién es un buen director de orquesta?
- El que interpreta el repertorio clásico, ópera y también dirige teatro. Hay muchos hoy: Abbado o Muti en Milán, JamesLevine, en Nueva York. Adoraba a Solti y siempre me gustaron mucho Maazel y Mehta. La lista es interminable.
- ¿Nunca sintió ganas de encargarle una ópera a un músico actual?
- En 1965, en Milán, iba siempre a escuchar nuevas óperas. Cuando ponían obras como De la maison des morts, de Janacek, el público pataleaba y silbaba constantemente. Cuando era niño y silbaba algo de Schöenberg, mepreguntaban: «¿Por qué haces esos ruidos tan raros?». Y yo les contestaba: «Porque me encanta esta música». El problema es que una voz hecha para cantar el siglo XIX no puede cantar el repertorio del XX sin correr riesgos. Si un compositor escribiese realmente para mi voz, seguiría sin ser contemporáneo... En cambio, me gusta cantar cosas de Bono o de Stevie Wonder, porque, estilísticamente, las variedadesson una antigüedad en relación con la escritura contemporánea.
- ¿Los críticos le parecen injustos?
- Pueden es cribir todo lo que les venga en gana, excepto que estoy gordito (se ríe). Algunos querrían que fuese diferente, pero es importante que siga siendo yo mismo. En lo que a Pavarotti and Friends se refiere, creo que los críticos clásicos comprendieron que estos conciertos no son los lugaresde las grandes lecciones de arte lírico, sino la ocasión de reunir a padres, madres e hijos para cantar juntos. ¿Qué mal hay en eso?
- ¿Hay algún proyecto que no ha conseguido realizar?
- Perder 50 kilos. Musicalmente, no soy nada complicado. Lo único que siento es haber rechazado Simon Bocanegra con Strehler y Abbado, porque pensaba que no era para mí. Pero trabajé con Zefirelli y conRonconi... Y me siguen excitando las nuevas producciones, porque eso significa que voy a ensayar muchísimo. Una de las razones por las que no canto en Viena es porque no quieren hacer los ensayos suficientes.
- ¿Qué ha aprendido durante más de 30 años de canto?
- Todo lo que aprendí se lo debo a mi madre: no juzgar a la gente por las apariencias; pensar que todo el mundo es bueno y confiar en ellos....
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