Erikson
Todos estos ejemplos aparecen en un libro de Gilles Kepel significativamente titulado "La revancha de Dios". La tesis principal del mismo es que, a mediados de los setenta, para sorpresa de muchos observadores, se hizo presente en todo el mundo una nueva y másestrecha relación entre religión y vida política. Los hechos citados responderían, por tanto, a una ola de fondo consistente en la reaparición de la religión como elemento vertebrador de la vida social. No cabe, por tanto, atribuirlos a una casualidad aunque también hay que constatar que en ellos se encerraban realidades muy plurales.
Así sucedió en cada una de las religiones. Tomemos el caso delcatolicismo presente en una sociedad que parecía estar más secularizada que nunca. Como afirmó el cardenal Lustiger, arzobispo de París, los católicos del fin de siglo eran conscientes de vivir en el inicio de la era cristiana en cuanto que el olvido de Dios sería, según él, culpable de los males de la sociedad de esta época. Lo significativo es que Lustiger procede del mundo judío polaco y se educóen la burguesía liberal parisina, es decir de medios poco tradicionalmente vinculados al catolicismo. Para él el ansia de recristianización se presentaba como una superación de la modernidad o un desencanto de lo laico. Pero fenómenos concomitantes se podían encontrar en el cardenal Ratzinger, siempre insistente a la hora de subrayar la especificidad de lo católico, en el grupo "Comunión yliberación", proclive a ver como ideal una recristianización directa de la acción política sin las mediaciones de la democracia cristiana, e incluso en el Papa Juan Pablo II, que parece haber considerado a Polonia como modelo de resistencia de una sociedad cristiana frente a una ideología atea o como laboratorio de recristianización.
La idea de Juan Pablo II sobre la "nueva evangelización" no puededesligarse de una mentalidad generalizada en este último cuarto de siglo. En el cónclave de 1978 los cardenales decidieron un viraje histórico porque pensaron que los tiempos estaban maduros para ello. De esta manera se rompió con la norma secular que presuponía la necesidad perpetua de un Papa italiano eligiendo un Papa de una procedencia particularmente inesperada hasta parecer inconcebible. Pero lomás importante reside en que el largo pontificado de Juan Pablo II ha tenido unos rasgos muy marcados y significativos. Ha sido un pontificado polifacético que, por ello mismo, se encuentra, desde el punto de vista históriográfico, con el problema de recibir un enfoque adecuado. Ha resultado, además, muy controvertido de modo que si para el Dalai Lama Juan Pablo II ha sido un gran hombre para...
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