Ernest renan
Hay desde el principio dos apreciacionesorientativas de sumo interés: nación es una idea con apariencia clara -casi evidente- pero que se presta a los más peligrosos equívocos y además nos movemos en terreno minado en el que la menor confusión sobre el sentido de las palabras al inicio del razonamiento puede producir al final los más funestos errores. Porque la nación existente, por mucho que se pretenda, no es una creación de la mente, nitampoco la determinista consumación de una ley histórica inexorable, ni la iluminación del profeta de turno, sino un proceso evolutivo, lleno de meandros y de perfiles curvos que da lugar a una realidad encarnada: un fruto de la historia que se actualiza en el presente. "La nación moderna es un resultado histórico producido por una serie de hechos convergentes en el mismo sentido” (2).
De hecho,la nación es una realidad moderna. Tienen pasado y narrativa, pero no son preexistentes. No existe tal cosa como la nación telúrica escondida en el subsuelo presta a fructificar mediante la revitalización de sus elementos puros. Tal forma de raciocinio es puramente literaria, pertenece al ámbito de la imaginación. No hay algo así como la nación perdida que es preciso construir o reconstruir. Noexistió, nunca ha existido nada similar.
En la historia de las organizaciones humanas ha habido un proceso evolutivo complejo para dar respuesta a las necesidades del incremento demográfico cuyos puntos de referencia habituales han sido pequeñas colectividades proyección casi directa de familias -tribus, clanes, ciudades-estado- e imperios multiétnicos y plurilingüísticos. Para que existiera unaunidad convivencia o una comunidad con lazos diferenciales siempre han tenido que darse dos hechos de legitimidad, dos elementos de cohesión: la existencia de una dinastía y de una religión oficial. Un poder terreno basado en el designio y la protección de la divinidad estrechamente ligada con el culto a los antepasados. Los dioses son de la ciudad o de la tribu, y reducen a ese ámbito suprotección. Sólo el cristianismo da el salto a una religión universal, pero Renan percibe en la existencia de santos patronos de las ciudades una reminiscencia del mundo antiguo.
Nunca se ha tenido en cuenta como dato relevante ni la raza ni la lengua. Renan apunta que el orden zoológico de la humanidad se pierde en la noche de los tiempos; intelectualmente es una fosilización. “La verdad es que nohay raza pura y que hacer descansar la política sobre el análisis etnográfico es hacerla agruparse en una quimera” (3). Nunca en la historia ha habido unidades fisiológicas, y las diferencias craneales o de cualquier otro tipo, siempre se han dado internamente en cada grupo humano. Tal aspecto ni fue un dato eficaz ni determinante en el terreno de los intercambios humanos. Esa pretendida unidadfisiológicas nunca existió en los grupos ario, semítico o tiranio primitivos. Las naciones europeas son fruto natural de la mezcla. Para nada pesó la raza en la consideración de los bárbaros invasores del imperio romano. “Las delimitaciones de los reinos bárbaros no tienen nada de etnográficas; son reguladas por la fuerza o el capricho de los invasores. La raza de las poblaciones que subordinaban...
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