Ernesto " Che" Guevara
¿Por quién doblan las campanas? Doblan por nosotros. Me resulta imposiblepensar en Guevara, desde esta lúgubre primavera de Buenos Aires, sin pensar en Hemingway, en Camilo, en Masetti, en Fabricio Ojeda, en toda esa maravillosa gente que era La Habana o pasaba por La Habanaen el ’59 y el ’60. La nostalgia se codifica en un rosario de muertos y da un poco de vergüenza estar aquí sentado frente a una máquina de escribir, aun sabiendo que eso también es una especie defatalidad aun si uno pudiera consolarse con la idea de que es una fatalidad que sirve para algo.
Lo veo a Camilo, una mañana de domingo, volando bajo en un helicóptero sobre la playa de Coney Island,asomándose muerto de risa y la muchedumbre que gozaba con él desde abajo. Lo oigo al viejo Hemingway, en el aeropuerto de Rancho Boyeros, decir esas palabras penúltimas: "Vamos a ganar, nosotros loscubanos vamos a ganar". Y ante mi sorpresa: "I´m not a yankee, you know".
Interminablemente veo a Masetti en las madrugadas de Prensa Latina, cuando ya se tomaba mate y se escuchaba unos tangos, peroel asunto que volvía era el de esa revolución tan necesaria, aunque hoy se presenta tan dura, tan vestida con la sangre de la gente que uno, admirado, simplemente quiso.
Nunca sabíamos en PrensaLatina, cuándo iba a venir el Che, simplemente caía sin anunciarse, y la única señal de su presencia en el edificio eran dos guajiritos con el glorioso uniforme de la sierra, uno se estacionaba junto alascensor, otro ante la oficina de Masetti, metralleta al brazo. No sé exactamente por qué daban la impresión de que se harían matar por Guevara, y cuando eso ocurriera no sería fácil.
Muchos...
Regístrate para leer el documento completo.