Escena De Tio Vania

TIO VANIA.



Sonia. Mijaíl, está despierto? Podría salir un momento?

Astrov. Ahora mismo. Qué desea usted?

Sonia. Si a usted no le repugna emborracharse, eso es cosa suya. Pero, no le dé alcohol a mi tío porque le hace daño.

Astrov. Está bien. No beberemos más. Ahora mismo me vuelvo a mi casa. Firmado y rubricado. Mientras enganchan los caballos, habrá amanecido ya.

Sonia. Ahoraestá lloviendo. Aguarde hasta por la mañana.

Astrov. La tormenta pasa de largo. Sólo nos pilla de refilón. Me voy. Y le suplico que no vuelva a llamarme para atender a su padre. Yo le digo que tiene gota, y él que es reumatismo. Le prescribo que permanezca acostado, y él se levanta. Hoy, ni siquiera ha querido hablar conmigo.

Sonia. Le tenemos demasiado consentido. Le apetece tomar unbocado?

Astrov. Pues, creo que sí…

Sonia. A mi me gusta comer cualquier cosa por las noches. Algo habrá en el aparador. Según dicen, en su vida ha tenido mucho éxito con las mujeres, y ellas le han echado a perder. Tome usted un poco de queso.

Astrov. Hoy no he comido nada. No he hecho más que beber. Su padre tiene un carácter muy difícil. Me permite? Estamos solos y podemos hablar confranqueza. Sabe usted? Me parece que yo no podría vivir en esta casa ni un solo mes. Me ahogaría en este ambiente… su padre, que sólo piensa en su gota y en libros, el tío Vania, con su desgano por todo, su abuela y su madrastra, en fin…

Sonia. Qué pasa con mi madrastra?

Astrov. En las personas, todo tiene que ser hermoso: el rostro, la ropa, el alma, los pensamientos… y ella es hermosa, no lodiscuto, pero… se limita a comer, dormir, pasear y deslumbrarnos a todos con su belleza… y nada más. Ella no tiene ninguna obligación. Para ella trabajan los demás. Digo bien? Y una vida de holganza no puede ser una vida pura. Aun que quizá veo yo las cosas con excesivo rigor. Yo no estoy satisfecho de la vida, igual que le sucede a su tío Vania, y los dos nos volvemos gruñones.

Sonia. Usted no estásatisfecho de la vida?

Astrov. En realidad, yo amo la vida. Pero esta vida rusa nuestra, provinciana y vulgar, no puedo soportarla, la desprecio con todas las fuerzas de mi alma. En cuanto a mi vida propia, personal, le juro que no hay absolutamente nada bueno en ella. Mire usted: cuando va uno caminando de noche por un bosque y en cierto momento vislumbra una lucecita a lo lejos, ya no se dacuenta del cansancio, de la oscuridad ni de las ramas espinosas que le fustigan la cara… yo trabajo, usted lo sabe, como nadie trabaja en el distrito, el destino me maltrata sin cesar y, en ocasiones, padezco horriblemente. Pero no vislumbro ninguna lucecilla a lo lejos. Yo no espero ya nada para mi, no amo a las personas… hace tiempo que no amo a nadie.

Sonia. A nadie?

Astrov. A nadie. Siacaso, al cabo de los años, le tengo algún cariño a Marina, su niñera. Los campesinos son todos iguales, están sin desbastar, viven en la suciedad. Con los que tienen cultura, no hay manera de entenderse. Todos estos conocidos nuestros carecen de altura de miras y de sentimientos. No ven más allá de sus narices. Son pura y simplemente estúpidos. Y los que tienen más inteligencia y más peso, sonhistéricos, están corroídos por esa moda del análisis y los reflejos. Andan siempre quejándose, se odian los unos a los otros, practican morbosamente la calumnia, no se acercan a las personas de cara, miran a los demás por encima del hombre y dictaminan. “Oh, éste es un psicópata” o bien. “Este es un engreído” y cuando no saben qué sello estamparle a uno en la frente, dicen: “Es un hombre extraño,muy extraño” yo amo los bosques, y resulto extraño; yo no como carne, y resulto extraño. Ya no existe una actitud espontánea, franca y limpia hacia las personas… no existe, no.

Sonia. No, por favor, se lo ruego, no beba más.

Astrov. Por qué?

Sonia. No le va bien. Es usted distinguido, tiene una voz tan dulce… es más: entre las personas que yo conozco, no hay nadie tan maravilloso como...