Escenario de un crimen - texto naturalista
Páginas: 2 (314 palabras)
Publicado: 1 de enero de 2012
TEXTO NATURALISTA - “ESCENARIO DE UN CRIMEN”
Las sirenas de la policía resonaban en la principal favela de Río de Janeiro. Los coches blindados subían velozmente por loscallejones transitados y a la vez tenebrosos. Habían recibido la alarma de un tiroteo, curiosamente en la casa del mandamás de la ratonera.
Mientras subían por las calles de tierra, en mediode la noche y dejando nubes de polvo a su espalda, todos los hombres corrían a esconderse; nadie quería ser sospechoso de asesinato. Los demás: niños, mujeres, ancianos y civiles losobservaban detrás de las ventanas de plástico, aterrorizados en aquél universo sin solución alguna.
Llegaron una docena de coches oficiales de la policía a la casa de “El Capo”, eltiroteo habido era evidente. Todo era silencio. En la penumbra el mandamás estaba apoyado en una pared del comedor, muerto. El muro que se levantaba a su espalda presentaba un rojointenso de la sangre derramada por los disparos recibidos, era la viva estampa de un cuadro de Pollock, vida y dolor unidos por un color. La única alma presente en el habitáculo era lade su segundo; el principal sospechoso. Se encontraba en el suelo, doliéndose de una bala recibida en su brazo derecho. Venía de la pistola su jefe, él tenía una ametralladora de grancalibre a sus pies. El tapiz de lujo que cubría el suelo de la sala estaba repleto de casquillos de balas. Él era el culpable; había masacrado a “El Capo”.
La mesa, los cuadros, laslámparas, la droga… todo, absolutamente todo estaba roto y tirado por el suelo. Supuestamente una pelea había tenido lugar minutos antes por motivos económicos y comerciales, enresumen tema de drogas. Esta simple disputa entre dos viejos “amigos” acabó de la peor de las maneras para sus intereses. “El Capo” muerto, y el otro manco y en prisión de por vida.
Las sirenas de la policía resonaban en la principal favela de Río de Janeiro. Los coches blindados subían velozmente por loscallejones transitados y a la vez tenebrosos. Habían recibido la alarma de un tiroteo, curiosamente en la casa del mandamás de la ratonera.
Mientras subían por las calles de tierra, en mediode la noche y dejando nubes de polvo a su espalda, todos los hombres corrían a esconderse; nadie quería ser sospechoso de asesinato. Los demás: niños, mujeres, ancianos y civiles losobservaban detrás de las ventanas de plástico, aterrorizados en aquél universo sin solución alguna.
Llegaron una docena de coches oficiales de la policía a la casa de “El Capo”, eltiroteo habido era evidente. Todo era silencio. En la penumbra el mandamás estaba apoyado en una pared del comedor, muerto. El muro que se levantaba a su espalda presentaba un rojointenso de la sangre derramada por los disparos recibidos, era la viva estampa de un cuadro de Pollock, vida y dolor unidos por un color. La única alma presente en el habitáculo era lade su segundo; el principal sospechoso. Se encontraba en el suelo, doliéndose de una bala recibida en su brazo derecho. Venía de la pistola su jefe, él tenía una ametralladora de grancalibre a sus pies. El tapiz de lujo que cubría el suelo de la sala estaba repleto de casquillos de balas. Él era el culpable; había masacrado a “El Capo”.
La mesa, los cuadros, laslámparas, la droga… todo, absolutamente todo estaba roto y tirado por el suelo. Supuestamente una pelea había tenido lugar minutos antes por motivos económicos y comerciales, enresumen tema de drogas. Esta simple disputa entre dos viejos “amigos” acabó de la peor de las maneras para sus intereses. “El Capo” muerto, y el otro manco y en prisión de por vida.
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