Escuela de Chicago
Los trabajos pioneros de los autores mencionados se centraron en las relaciones verticales entre una empresa y sus proveedores (o entre una empresa y sus distribuidores). DesdeChicago se alegaban buenos motivos para la celebración de contratos que derivasen en restricciones verticales, tales como la exigencia de vender los productos a un precio mínimo.
La Escuela de Chicago también es conocida en el terreno de la política de competencia por su permisividad ante conductas que otros consideran anticompetitivas y por su desconfianza en la intervención estatal. Por ello, enocasiones se le ha señalado como una herramienta de las grandes corporaciones para justificar “científicamente” sus prácticas (Schmidt y Rittaler (1989: 13).
De cualquier modo, el modelo de competencia perfecta será la referencia para los trabajos inspirados en la filosofía de Chicago, oponiéndolo al modelo de monopolio. Si bien esto conlleva sustanciales ganancias en sencillez y claridadanalítica, no es menos cierto que la brecha entre realidad y modelo se vería ciertamente ampliada. Estos autores creen firmemente (o al menos de eso presumen) que cuando el mecanismo de mercado funciona, sin verse condicionado por la intervención pública, sus resultados son tan deseables como el modelo de competencia perfecta predica, independientemente de si cumplen los supuestos de partida del mismo.Los trabajos pioneros de los autores mencionados se centraron en las relaciones verticales entre una empresa y sus proveedores (o entre una empresa y sus distribuidores). Desde Chicago se alegaban buenos motivos para la celebración de contratos que derivasen en restricciones verticales, tales como la exigencia de vender los productos a un precio mínimo.
La Escuela de Chicago también es conocida enel terreno de la política de competencia por su permisividad ante conductas que otros consideran anticompetitivas y por su desconfianza en la intervención estatal. Por ello, en ocasiones se le ha señalado como una herramienta de las grandes corporaciones para justificar “científicamente” sus prácticas (Schmidt y Rittaler (1989: 13).
De cualquier modo, el modelo de competencia perfecta será lareferencia para los trabajos inspirados en la filosofía de Chicago, oponiéndolo al modelo de monopolio. Si bien esto conlleva sustanciales ganancias en sencillez y claridad analítica, no es menos cierto que la brecha entre realidad y modelo se vería ciertamente ampliada. Estos autores creen firmemente (o al menos de eso presumen) que cuando el mecanismo de mercado funciona, sin verse condicionadopor la intervención pública, sus resultados son tan deseables como el modelo de competencia perfecta predica, independientemente de si cumplen los supuestos de partida del mismo.
Los trabajos pioneros de los autores mencionados se centraron en las relaciones verticales entre una empresa y sus proveedores (o entre una empresa y sus distribuidores). Desde Chicago se alegaban buenos motivos para lacelebración de contratos que derivasen en restricciones verticales, tales como la exigencia de vender los productos a un precio mínimo.
La Escuela de Chicago también es conocida en el terreno de la política de competencia por su permisividad ante conductas que otros consideran anticompetitivas y por su desconfianza en la intervención estatal. Por ello, en ocasiones se le ha señalado como una...
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