escuela


45El asesinato Sergio Pérez Tomas

La puerta se abrió formando una estrecha rendija, como la otra vez, y de nuevo los dos ojos inquisidores y desconfiados de Aliona Ivanova se clavaron enél desde la oscuridad. …
Raskolnikov le dijo que era un conocido suyo, que le traía el objeto que le había prometido hacía tiempo. Desconfiaba de ese desconocido.
La vieja echó un vistazo alpaquetito, pero enseguida vuelve a clavó la mirada en los ojos del inesperado visitante. Lo mira atentamente. ¡Cuánto rencor y desconfianza! Transcurrió cosa de un minuto. Raskolnikov creyó distinguir enlos ojos de la vieja una expresión sarcástica. ¿Se estaba percatando de todo? Tenía la sensación de que perdía serenidad. ¡El miedo se apoderaba de él! Un miedo horrible, hasta el punto que si lavieja continuaba mirándole de aquel modo, sin decir una palabra. Un minuto más, huiría de allí corriendo.
Él se exclamo de pronto que porque la vieja le miraba así. ¡No me ha reconocido! Si lo quieretómelo si no lo llevare a otro. ¡No tenía tiempo que perder!
La vieja tomó la prenda.
Se preguntó qué era eso mirando fijamente a Raskolnikov.
El objeto es una pitillera de plata mírela dijo elchico, la vieja respondió que no parecía plata. ¿La estaba engañando?
Para desatar el cordoncito se volvió hacia una ventana, hacia la luz (tenía todas las ventanas cerradas, a pesar del calorasfixiante), y por unos segundos se apartó de él, dándole la espalda. Raskolnikov se desabrochó el abrigo y descolgó el hacha del lazo, pero no la sacó del todo; la sostenía con la mano derecha debajo delabrigo.
Tenía las manos enormemente débiles ¡Cada momento se le entorpecían y se le agarrotaban más! , temía que se le escapara el hacha y se le cayera al suelo… ¡El vértigo se le apoderaba de él!
Nopodía perder ni un solo instante más. Acabo de sacar el hacha, la levantó con ambas manos sin apenas darse cuenta de lo que hacía, y casi sin esforzarse, como quien dice maquinalmente, la dejó caer...