Escuela
Eliana lanzaba alegremente las pelotillas de colores. Se sumergía en la pequeña piscina y, fácilmente al introducir las manos podía encontrarse con las de su hijo. Los dos jugaban yreían jubilosamente.
Matías abandona la piscina de bolas multicolores y emprende una carrerilla hacia el auto de plástico. Eliana lo llama, pero él corre alegremente por el pasillo esperando que losiguiera. Regresa a ver muy contento y acelera el paso para que no lo alcanzase.
El pañal resalta en el pantalón blanco del chiquillo.
Matías corre con sus pequeñas patitas y los brazos abiertos,moviéndolos de arriba abajo demostrando absoluta felicidad. El niño cae, su madre se enternece al verlo. Matías se reincorpora y sube en el pequeño auto. Logra el volante con sus pequeñas manos y consus piernitas se impulsa hacia delante.
Eliana está muy contenta aunque sabe que es un sueño, pero nada se compara con ver a su pequeño de seis meses caminando o corriendo atrás de un juguete.
¡Quesueño tan feliz! ojala nunca acabe. La alegre sonrisa del bebé alimenta el espíritu de su madre.
Ya no se divertía así con él desde que se enteró de su enfermedad.
Desde entonces ya no lo mirabacon alegría, sino con amargura y pena disimuladas en una sonrisa.
El bebé siempre dormía con ella.
¡Pero qué diferencia ahora! Matías corría alegre de un sitio a otro, y Eliana contenta deverlo.
¡Es un sueño genial! —Ojala se convierta en realidad—, decía. Y por pensar en ello, no se percató que Matías subió en el escritorio que está junto a la ventana. Es el tercer piso y está abierta.Ella le prohíbe acercarse a la ventana e intenta detenerlo. Él regresa a ver y sonríe a su madre como si quisiese que lo siguiera. Y con una voz muy clara y pausada le dijo: ¡Te quiero mamá!, y selanzó.
Se despierta sudando y con su corazón acelerado dando fuertes latidos.
— ¡Uff! ¡Qué suerte que solo era un sueño! —Se dijo.
Intentó despertarlo pero era inútil…
Su hijo ya estaba...
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