España en la cuerda floja
Mariano Rajoy leyó con gran aplomo, tratando de dar a sus afirmaciones la máxima rotundidad, el discurso más efectista que se le recuerda. Los golpes de mayorefecto fueron las reiteradas menciones del innombrable y el latiguillo seco que utilizó para poner el punto final a las citas de frases pronunciadas por el líder socialista en contextos diferentes. Estosrecursos retóricos, poco habituales en los discursos del líder del PP, que por lo demás son de impecable factura, pretendían desbaratar por anticipado la réplica del portavoz socialista. Rajoy nomostró el mínimo interés en debatir con Rubalcaba sobre el tema que les había llevado a la reunión. Su plan consistió en decir lo que dijo y no aplicarse más que lo estrictamente necesario en responder alas interpelaciones que se le plantearan. Este fue su guión y lo interpretó a la perfección, en un tono enérgico y muy firme, que desató la euforia en sus filas. El impacto de su actuación quedóreflejado en el rostro de Rubalcaba, que pasó por momentos de apuro. Rajoy puede sentirse satisfecho de haber resultado convincente a sus diputados, a la prensa afín y a una parte de sus votantes. Pero,...
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