Espa A
El mismo deslindamiento de qué llamar ciencia, qué técnica y qué tecnología es un asunto delicado, del que se ocupan los estudios de ciencia, tecnología y sociedad, de recientedefinición. Mientras que las actividades científicas y técnicas son tan antiguas como el ser humano, el establecimiento de una verdadera tecnología (entendida como la integración de conocimientossistemáticos, recursos materiales, habilidades y procedimientos técnicos aplicados a la trasformación de un proceso productivo con una metodología consciente —que supere el nivel de lo artesanal—), ha deesperar a la Edad Contemporánea, momento que para el caso de España llegó trágicamente atrasado, en comparación con la precocidad y empuje con que entró en la modernidad. Muy pocos científicosespañoles (salvo excepciones como Servet o Cajal) fueron protagonistas de alguno de los cambios de paradigma que caracterizaron las sucesivas revoluciones científicas; es por eso que buena parte de losestudios de historia de la ciencia consisten en el rastreo de su recepción en España, y lo mismo sucede con las transferencias tecnológicas. Hasta tal punto la ciencia y la tecnología han sido enEspaña una «realidad marginal en su organización y contexto social»,2 que tal marginalidad se ha llegado a convertir en una especie de estereotipo nacional español, unas veces rechazado por impropio ohumillante y otras veces asumido con orgullo y desdén, como en la lapidaria expresión de Miguel de Unamuno cuyo repetido uso y abuso ha producido un tópico o cliché que se utiliza con ...
Regístrate para leer el documento completo.