español
Mientras Dios hablaba así, se esparcía portodo el cielo un aroma de perfumada ambrosía que comunicaba a los elegidos espíritus de los bienaventurados el inefable gozo de un nuevo júbilo. Mostraba el hijo de Dios la expresión de una gloria sin igual; se veía en él sustancialmente reproducido su Padre en toda su plenitud; y en su rostro aparecian visibles una divina compasión, un amor infinito y una inefable gracia, que lo hicieron dirigirsea su Padre de este modo:
¡Oh, Padre mío! ¡Cuán misericordiosa es la sentencia que como supremo juez has pronunciado! ¡Que el Hombre obtendrá perdón! Por ella publicarán cielo y tierra tus alabanzas en innumerables himnos y sagrados cánticos, que resonando alrededor de tu trono, para siempre te bendigan. Pero, ¿será que el Hombre perezca al fin? ¿Que la última y más amada de tus criaturas, elmás joven de tus hijos, sea víctima de un engaño, aunque su propia demencia contribuya a él? Aleja de ti tanto rigor, Padre mío, que juzgas siempre equitativamente cuanto has hecho. ¿Conseguirá así sus fines el enemigo, frustrando los tuyos y sobreponiéndose su malicia a tu bondad? ¿Verá satisfecho su orgullo, aunque sujeto a más duras penas, y logrará saciar su venganza arrastrando consigo alinfierno, después de haber corrompido, a toda la raza humana? ¿Has de destruir tú mismo lo creado. y deshacer por ese enemigo lo que has hecho para tu gloria? Se pondrían entonces en duda tu bondad y tu grandeza, y se negarían una y otra, sin que fuera posible defenderlas.
¡Oh, hijo mío, en quien tanto se goza mi alma!, le replicó el Sumo Creador. ¡Hijo de mi seno, mi único Verbo, mi sabiduría y mimás eficaz poder! Conformes están tus palabras con mis pensamientos y con lo que mi eterno designio ha decretado; no perecerá enteramente el Hombre; se salvará el que lo desee, pero no por su propia voluntad, sino por mi gracia libremente concedida. Restableceré de nuevo su degenerada condición, aunque sujeta por el pecado a impuros y violentos deseos, y con mi ayuda podrá otra vez resistir a sumortal enemigo; pero esta ayuda ha de servirle para que sepa a qué extremo ha llegado de degradación, y para que a mí, exclusivamente a mí, me deba la libertad.
Ya entre todos ellos he escogido a algunos, dignos de mi predilección, porque tal ha sido mi voluntad; los demás oirán mi llamamiento, y serán amonestados con frecuencia para que, reconociendo su iniquidad, se apresuren a aplacar miindignación y aprovechen la gracia que les brindo. Yo iluminaré cuanto sea necesario la ofuscación de sus sentidos, y ablandaré sus endurecidos corazones para que puedan orar, arrepentirse y prestarme la debida obediencia. A sus ruegos, arrepentimiento y sumisión, cuando procedan de un ánimo sincero, ni mis oídos ni mis ojos permanecerán cerrados; les daré por guía y árbitro la conciencia, y si laescuchan y emplean bien, cada vez alcanzarán más luz, y perseverando hasta el fin, tendrán segura su salvación. Pero nunca disfrutarán de mi inagotable indulgencia ni de mi gracia los que la olviden y menosprecien, sino que se aumentarán en el endurecido la dureza y en el ciego la ceguedad para que tropiecen y caigan en mayor abismo, y sólo a éstos excluiré de mi misericordia.
Todavía queda algo porhacer; el Hombre desobediente y rebelde ha quebrantado su fe y ha pecado contra la alta majestad del cielo; ha aspirado a la divinidad y perdido así todo, sin reservar nada con que expiar su crimen, por lo que amenazado de destrucción, debe perecer con toda su posteridad. Es preciso, entonces, que él o la justicia dejen de existÍr, a no ser que en su lugar se ofrezca voluntariamente alguien...
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