Esperanza

1 Hace aproximadamente tres semanas, nuestro país se conmocionó por la feliz y esperanzadora noticia del rescate de treinta y tres hombres desde las entrañas de la tierra.
A propósito delos “33 de Atacama” 1 todos, creo nos conmovimos y emocionamos hasta las lágrimas, al ver cómo la vida triunfaba sobre la muerte y cómo el Amor, en primer y último lugar, impulsaba la Voluntad de unhombre hacia una lucha aguerrida por su sobrevivencia.
Debe haber sido muy difícil ver como las horas pasaban, sin luz de Sol o luz de Luna; Qué difícil debe haber sido sumirse en la oscuridadtotal de la roca mientras la desesperanza intentaba hacerlos presa de la desesperación, del fatalismo, del abandono de la fe. Deben haber sido largas y horribles horas de angustia. Mas, actuaron confortaleza y, es posible suponer que aquella fortaleza radicó en una ferviente fe en Dios. Pues, la mayoría de los mineros la manifestó orando y, agradeciendo a Dios por haber sido rescatados sanos ysalvos.

2 Toma sentido, afirmar que, quien tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo 2 pues, de otro modo es imposible comprender qué insta a un hombre a no sumirse en ladesesperación más absoluta, en el terror, en la desolación, estando prácticamente enterrado a más de 600 metros bajo tierra. Si consideramos que, gracias a los medios de comunicaciones, pudimos ser testigosdel reencuentro con sus familiares tras el rescate, quizás atribuyamos a quienes afuera esperaban ansiosos, trémulos, casi asustados, el que estos hombres, hayan contado con el temple y vigornecesarios para incluso haber cooperado en su propio rescate. Quizás, fueron todas esas mujeres que aguardaban por sus esposos, todos esos padres, incluso todos esos bebés que eran engendrados, lo que llevóa cada uno de los mineros a aumentar el tesón propio de quien afronta día a día el infortunio de la vida del obrero-minero; En ellos, quizás se halle la razón de seguir luchando, de seguir...