esperanza
Las distintas esperanzas humanas, que inspiran nuestras actividades diarias, corresponden al anhelo de felicidad que Dios ha puesto en el corazón de los hombres(cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 1818). Por lo tanto, la esperanza cristiana purifica y ordena todas nuestras acciones hacia Dios, fuente perfecta y plena de amor y felicidad que colma todosnuestros anhelos.
Benedicto XVI, en la carta encíclica Spe Salvi, nos propone tres “lugares” para el aprendizaje y el ejercicio de la esperanza cristiana. En ese sentido, podemos hablar de un“gimnasio” para fortalecernos en la virtud de la esperanza cristiana, pues el materialismo y el consumismo, que asfixian nuestra sociedad, pueden opacar y debilitar la vivencia de esa virtud.
El primer“lugar” es la oración. En el diálogo íntimo y personal con Dios experimentamos la realidad y la cercanía de un Padre que escucha y nos habla. El contacto frecuente con el Señor, en la oración,reaviva y renueva nuestra esperanza porque nos acercamos con la convicción de que Dios siempre atiende nuestras súplicas y está dispuesto a ayudarnos, pues «cuando no puedo hablar con ninguno (…) siemprepuedo hablar con Dios. Si ya no hay nadie que pueda ayudarme (…) Él puede ayudarme».
El segundo “lugar” es la rectitud del obrar y el sufrimiento. El dolor y los padecimientos, tanto físicos comomorales, son realidades connaturales a nuestra existencia humana. Cuando las tribulaciones se aceptan, no con una vana resignación, sino con fe y esperanza encontramos un camino de maduración y...
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