Espionaje a renault, un síntoma de nuestro tiempo
Sin importar si finalmente Francia logra demostrar que China tiene que ver con estecaso, lo cierto es que las empresas de hoy no sólo compiten con sus pares, también se enfrentan con fuerzas aún más poderosas que se mueven igualmente por intereseseconómicos. Suena paradójico, pero en la supuesta madurez del capitalismo, nunca el modelo y sus reglas se han visto más amenazados, en favor de híbridos como el “capitalismo deestado”, con muchas licencias y pocas restricciones.
La culpa no sólo es de China y de su ambicioso programa de desarrollo económico. Una parte importante del mundocorporativo global relajó sus criterios en torno a las concesiones de y para los gobiernos, ante la posibilidad de ganar participación en mercados con una dinámicasuperior a las que hoy tienen las principales economías del planeta.
El problema es que no nos imaginamos que los gobiernos que proponían coexistencias con normasdesdibujadas, hoy propongan competencia, con normas igualmente desdibujadas. Una competencia desequilibrada, que se sale de las estrategias que las empresas tienen a su alcancey que implicará muchas amenazas y guerras comerciales, antes de que se dicten condiciones que obliguen a quienes quieran beneficiarse del desarrollo económico global.
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