ESPIRITUALIDAD SACERDOTAL
34.Interpretar los signos de los tiempos
La vida y el ministerio de los sacerdotes se desarrollan siempre en el contexto histórico, a veces lleno de nuevos problemas y de ventajas inéditas, en el que le toca vivir a la Iglesia peregrina en el mundo.
El sacerdocio no nace de la historia sino de la inmutable voluntad del Señor. Sin embargo, se enfrenta con lascircunstancias históricas y, aunque sigue fiel a sí mismo, se configura en cuanto a sus rasgos concretos mediante una relación crítica y una búsqueda de sintonía evangélica con los « signos de los tiempos ». Por lo tanto, los presbíteros tienen el deber de interpretar estos « signos » a la luz de la fe y someterlos a un discernimiento prudente. En cualquier caso, no podrán ignorarlos, sobre todo si sequiere orientar de modo eficaz e idóneo la propia vida, de manera que su servicio y testimonio sean siempre más fecundos para el reino de Dios.
En la fase actual de la vida de la Iglesia y de la sociedad, los presbíteros son llamados a vivir con profundidad su ministerio, teniendo en consideración las exigencias más profundas, numerosas y delicadas, no sólo de orden pastoral, sino también lasrealidades sociales y culturales a las que tienen que hacer frente.(102)
Hoy, por lo tanto, ellos están empeñados en diversos campos de apostolado, que requieren dedicación completa, generosidad, preparación intelectual y, sobre todo, una vida espiritual madura y profunda, radicada en la caridad pastoral, que es el camino específico de santidad para ellos y, además, constituye un auténtico servicioa los fieles en el ministerio pastoral.
35. La exigencia de la nueva evangelización
De esto deriva que el sacerdote está comprometido, de modo particularísimo, en el empeño de toda la Iglesia para la nueva evangelización. Partiendo de la fe en Jesucristo, Redentor del hombre, tiene la certeza de que en Él hay una « inescrutable riqueza » (Ef 3, 8), que no puede agotar ninguna época ni ningunacultura, y a la que los hombres siempre pueden acercarse para enriquecerse.(103)
Por tanto, ésta es la hora de una renovación de nuestra fe en Jesucristo, que es el mismo « ayer, hoy y siempre » (Hebr 13, 8). Por eso, « la llamada a la nueva evangelización es sobre todo una llamada a la conversión ».(104) Al mismo tiempo, es una llamada a aquella esperanza « que se apoya en las promesas de Dios, yque tiene como certeza indefectible la resurrección de Cristo, su victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte, primer anuncio y raíz de toda evangelización, fundamento de toda promoción humana, principio de toda auténtica cultura cristiana »(105)
En un contexto así, el sacerdote debe sobre todo reavivar su fe, su esperanza y su amor sincero al Señor, de modo que pueda ofrecer a Jesús ala contemplación de los fieles y de todos los hombres como realmente es: una Persona viva, fascinante, que nos ama más que nadie porque ha dado su vida por nosotros; « no hay amor más grande que dar la vida por los amigos » (Jn 15, 13).
Al mismo tiempo, el sacerdote, consciente de que toda persona está—de modos diversos—a la búsqueda de un amor capaz de llevarla más allá de los estrechos límitesdela propia debilidad, del propio egoísmo y, sobre todo, de la misma muerte, proclamará que Jesucristo es la respuesta a todas estas inquietudes.
En la nueva evangelización, el sacerdote está llamado a ser heraldo de la esperanza.(106)
36. El desafío de las sectas y de los nuevos cultos
La proliferación de sectas y nuevos cultos, así como su difusión, también entre fieles católicos, constituyeun particular desafío al ministerio pastoral. Hay motivaciones diversas y complejas en el origen de este fenómeno. De todos modos, el ministerio de los presbíteros ha de responder con prontitud e incisividad a la búsqueda — que hoy emerge con particular fuerza — de lo sagrado y de la verdadera espiritualidad.
En estos últimos años se advierte con evidencia que son eminentemente pastorales las...
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