Estabilidad En El Empleo
por Mario DE LA CUEVA
Profesor de la Facultad de Derecha de la XTiiíver^iciad Autónoma de Músico
Los problemas sociales de los pueblos de nuestra América, por lo menos de niU' ches de ellos, poseen características especiales, consecuencia necesaria de un pasado que no supo o no quiso construir los caminos de la dignidad para todos los hombres, de la igualdad, dela libertad y de ia justicia. De ahi que una reunión de estudiosos del Derecho del trabajo que. vienen del Continente de Bolívar, de San Martín, de Sucre, de Hidalgo y de Morolos, concebido corno un Estatuto al servicio del hombre explotado y atormentado en el ayer y en el presente, en los campos, en las minas y en los talleres, no pueda ni deba limitarse a una discusión meramente académica sobreproblemas técnicos. Antes de ese debate, sin duda alguno provechoso, como lo es siempre el conocimiento de la experiencia de otras naciones y de sus resultados, debe plantearse la cuestión decisiva de la determinación de la naturaleza del Derecho del trabajo, da la función que le corresponde desempeñar en la vida del hombre americano, de la medida de la justicia que debe impartir, de los principiose instituciones que debe cobijar y de sos finalidades esenciales. •Entre esas cuestiones se coloca el problema de la estabilidad de los trabajadores en sus em-pleos: lo que importa al hombre y a los pueblos de América es la decisión sobre si debe ser recogido el principio, pues, íesuelta esta cuestión, la reglamentación tendrá que lograrse. En el siglo que vivimos, que reclama imperativamente unmundo mejor y un reino del hombre, no puede haber imposibles: en un siglo en el cual la ciencia de la Naturaleza ha borrado de sus laboratorios y de sus libros la frase no se puede; en -una época en que. el espacio infinito es recorrido por las máquinas de la ciencia en todas direcciones} en un tiempo en que el científico principia a ser capaz de producir vida nueva; en un mundo así, ladeclaración o el reconocimiento de que los juristas no somos capaces de afirmar los principios y de señalar las instituciones de la Justicia, sería una renuncia a nuestra misión que, por fortuna, los hombres y los pueblos de América no estamos dispuestos a hacer. En consecuencia, nos proponemos ofrecer un haz de meditaciones, de las que creemos se deduce que la estábil lidad de los trabajadores en susempleos, con otros muchos principios e instituciones, es un imperativo de nuestro siglo; ejemplificaremos después oo-n la solución dada por
MARIO DE LA CUEVA
e! legislador mexicano, pero dejamos constancu cíe que no es la única, de que aún no podemos decir que sea la mejor, ni siquiera para nosotros, y de que cada país debe buscar lo más apropiado a su manera de ser.
I Algunos años después dela primera guerra mundial, una pléyade de escritores dfc todo el orbe coincidió en el señalamiento de un fenómeno que es, según todas las probabilidades, el acontecimiento mayor de nuestra época en el terreno de la vida y de las relaciones humanas. Es cierto que el fenómeno no es completamente nuevo, así como también que el que estamos contemplando hunde sus raíces en el siglo XIX y aua más allá,pero las clases poseedoras y gobernantes de hace cien años pudieron conservar intacto su dominio sobre las masas; es igualmente cierto que en muchos Estados esas mismas clases hicieron diversas concesiones sociales, económicas, políticas y jurídicas, pero los principios fundamentales de! Estado de derecho individualista y liberal burgués permanecieron inalterables. En los años posteriores al mesde julio de 1914» los hombres cuyos padres, hermanos e hijos regaron con su sangre los cainpos de batalla de Francia y de Polonia adquirieron conciencia de su derecho a vivir y de su fuerza y reclamaron su participación en los bienes materiales y culturales, que habían defendido. Es probable que muchos de los antiguos poseedores añoren . la belle époque; que otros procuren conservar sus...
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