ESTE ERA UN LEON
Éste era un pobre león,
que prisionero en recia jaula,
ha tiempo que vivía,
y allí, encerrado, moribundo y fiero,
de dolor y de tedio se consumía.
Ya no había fuerza ensu ánimo abatido,
ni majestad en su actitud tranquila,
ni ecos de tempestad en su rugido,
ni fulgores de sol en su pupila.
Casi siempre tendido lo miraba
de su estrecha prisión en los rincones.
¿Quéhacía aquel animal?... Tal vez soñaba
en lo que sueñan todos los leones:
en su cubil de la candente arena
que alfombra fue de su africano suelo,
en la grandiosa y olvidada escena,
del aire libre ydel azul del cielo.
Tal vez pensaba en su hembra,
en la oscura selva, cuajada de fragantes flores,
en un rincón oculto en la espesura
que el escogió por nido a sus amores.
Soñaba esto...
¡no sé quésoñaría!...
Mas al verlo tan triste
sí estoy cierto
que aquella pobre bestia se moría
de una inmensa nostalgia del desierto.
De noche ante el asombro de la gente,
entraba el domador, con firme paso en la jaula... y ya dentro, sonriente,
despertaba al león de un latigazo.
El animal alzaba la cabeza,
abría las fauces y al sentirse herido,
con súbitos arranques de fiereza,
expresaba el dolor conun rugido.
Más látigo...
Frenética la gente,
con ansiedad la lucha contemplaba...
¡Un latigazo más!... ¡otro!... El valiente
y rudo domador no descansaba.
Por fin la bestia, ante el dolor queagota,
ya cansada y vencida, sucumbía...
e iba a lamer la acharolada bota
del domador... ¡el público reía!
Pero una noche con función de gala,
está el circo adornado y esplendente;
pletórica de luzestá la sala,
y las gradas pletóricas de gente…
Toca su turno al domador;
su brazo va a alzar airado y a empezar la fiesta;
pero antes de que caiga el latigazo
se oye un feroz rugido de protesta. Después, un golpe... ¡un grito de agonía!
El ruido de la garra ensangrentada
al romper con transportes de alegría
las fibras de la carne... Después... ¡nada!
A aquel león, efluvios le llegaron,...
Regístrate para leer el documento completo.