Estetica
Pedro Aullón de Haro
I
El pensamiento estético en tanto que concepción de verdadera entidad extensa y relevante es, a mi juicio, invención pitagórica. Si se quiere buscar un concepto fundamental capaz de dirimir el centro del saber estético en tanto que constructo al igual que como experiencia, visto todo ello con sentido histórico y longitud de mira, eseconcepto pienso que es el de Harmonía. Y desde este punto se puede empezar a hablar de dos aspectos decisivos; uno restringidamente para la propia demarcación estética y otro mucho más general, que considero ha determinado, o se encuentra en el principio de, la marcha dialéctica o el estigma de la escisión del pensamiento occidental. Mediante el aspecto restringido me refiero al carácter inaprehensible,labil, misterioso del objeto y del saber estéticos. Éstos pertenecen en principio al mundo originario de los grandes magos, de la religión, del lenguaje y el arte, y permanecerán nimbados por un fulgor inaprehensible. A mi modo de ver, la teoría de las proporciones asumida en la Grecia antigua y clasicistamente perpetuada como teoría de la belleza, esto es como la llamada gran teoría, no es sinoel intento cuantitivista, positivista, de controlar el objeto; un objeto que escapa por principio a la univocidad matemática y quiso ser domeñado por una práctica ética, la misma que sobrepuso a Orfeo frente a Dionisos, el sentido de la vista sobre el del oído... Plotino, en nombre del espíritu, efectuó tempránamente la crítica y la necesaria liquidación de la teoría de la belleza como teoría delas proporciones. La forma plotiniana es la forma que llega a Kant, pero que éste devuelve sola, desde la ciencia del juicio, forma neutra, sin alma. Cuando los pensadores modernos se planteen las grandes construcciones de la Estética en cuanto disciplina, tras los intentos incipientes de Hutcheson y Baumgarten, es decir desde Kant, este dominio se revelará complicado y misterioso. Las grandes obrasde estética, a excepción sobre todo de la de Benedetto Croce, proponen el cierre de un sistema o el final de un trayecto del pensamiento, toman sobre sí el peso ingente de la resolución fundamental o conclusiva y propenden al inacabamiento o a la incertidumbre propia de la adscripción al momento último de la vida del pensador. Así ocurre con Kant y Hegel, Hartmann y Adorno, Lukács... El aspectomás general de base pitagórica que ha determinado, o se encuentra en el principio de la marcha dialéctica o el estigma de la escisión del pensamiento occidental, es precisamente la inicial bifurcación de la escuela pitagórica, esto es la primera configuración de un positivismo que justamente procede, como siempre continuará sucediendo, del espíritu primigenio. La estética es un invento idealista.2
Sin embargo, ha habido que esperar al siglo XX para que se intentase ejercer sobre, no ya la belleza, sino la Estética una auténtica malversación a manos de un positivismo, o neopositivismo. Es el caso que he denominado en varios lugares como “la trampa Jakobson”. Lo cual, dicho brevemente, consiste en nivelar crítica de arte y crítica literaria, haciendo corresponder a esta última con laLingüística por cuanto ambas se ocupan de los signos verbales y subsiguientemente una y otra quedan integradas en esa disciplina general abarcadora que es la Semiología o ciencia de todos los signos. Aquí la téchne Poética y la téchne Retórica son hechas desaparecer, y la Estética es liquidada sin siquiera nombrarla. Y lo grave es que tamaño disparate tuvo éxito, al menos durante esas décadas deimposición neopositivista o estructural-formalista que anegaron desde la idea tecnológica del progreso los dominios de las ciencias humanas. Reconstruir ahora la base de ese desaguisado epistemológico exige comenzar por reconocer que la crítica, literaria o artística, es, como siempre necesariamente hubo de ser, un dominio hermenéutico; que la Lingüística no tiene por que ser, o ésa no es su...
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