Estetica
No vivimos en una aldea global,
sino en un conventillo global.
Aníbal Ford[1].
“Nuestra América es un proyecto político [y antes que ello] fue una forma de subjetividad y sociabilidad. Es una forma de ser y vivir permanentemente en tránsito y transitoriedad,cruzando fronteras, creando espacios fronterizos, acostumbrada al riesgo (…) en nombre de un optimismo visceral que nace de la potencialidad colectiva.” Poderosa y significativa idea, de amplias posibilidades, Boaventura de Sousa Santos –autor de la frase precedente– entiende que después del siglo europeo-americano (que él ubica en el Siglo XIX, siglo de la independencia –al menos formal- de lasnuevas repúblicas latinoamericanas, creadas a imagen y semejanza de los modernos estado-nación europeos), y con la llegada del Siglo XX, se inició el Siglo Americano de Nuestra América, cargado éste de posibilidades contrahegemónicas que no han logrado establecerse como alternativas perdurables a la hegemonía de la Modernidad Europeo-Norteamericana[2].
Es decir, del sugerente texto de Santossurge la idea de que –en la historia americana- que si el Siglo XIX fue el Siglo Europeo Americano, el XX, en cambio pudo haberse constituido en el Siglo Americano, pero, por desgracia, no pudo establecerse como vía de emancipación y globalización contrahegemónica basada en la mutua relación de equidad y diferencia.
Más allá de que, a grandes rasgos estoy de acuerdo con la tesis de esteautor, y adscribo a sus postulados generales, difiero con él, toda vez que entiendo que no es una mera cuestión de épocas sucesivas las que diferencian las dos formas de entender la Modernidad. Antes bien, sostenemos que estas dos Modernidades, o mejor dicho, estas dos formas de entender la Modernidad[3] coexisten en la actualidad en Latinoamérica. Lo que es más, proponemos como tesis que siempre,desde la llegada de los europeos a nuestro territorio, han coexistido estas modernidades: muchas veces se han enfrentado, otras muchas simplemente han coexistido, y –por lo general– la modernidad europea se ha impuesto a la modernidad americana (a veces desde la violencia física otras desde la violencia simbólica), lo cual de ninguna manera quiere decir que ésta modernidad americana, periférica,haya desaparecido. Subterránea, subalterna y alternativa, pervivió, y –todo hace suponerlo; pervivirá– como posibilidad de configuración de un metarrelato alternativo al metarrelato oficialmente aceptado.
Rastrear pues el “inicio” de esta Modernidad Americana, sería baladí: si hay discrepancia en cuanto al inicio de la Modernidad Europea (a la que daremos el nombre de Modernidad Canónica), malpodemos fechar, con acierto, el de la(s) Modernidad(es) Americana(s). Acordemos –por pura comodidad expositiva– que ésta se inicia con la llegada de los europeos a América, cuando los habitantes originarios del continente comenzaron a tomar ciertos aspectos de esa modernidad foránea, y elaboraron, en mayor o menor medida su propia síntesis de esa cosmovisión que habría de transformarse, con elcorrer de los años –testigos de ello somos nosotros hoy– en “LA” cosmovisión aceptada y aceptable: la modernidad canónica, o modernidad europea-americana.
Sor Juana, “Esa mujer”
Una de las primeras manifestaciones -en el campo de la literatura- de esa cultura heredada y a la vez resignificada lo constituye la obra El Divino Narciso de Sor Juana Inés de la Cruz. Allí, la autora (y no se nosescapa que, además de su condición de latinoamericana, era hija natural y, como si esto fuera poco, mujer, tres características que la ponen en inferioridad de condiciones con respecto al europeo), tomará rasgos, procedimientos propios de la cultura europea, pero reformulándolos y generando así una síntesis propia, novedosa y americana, y por lo mismo, susceptible de ser tomada como ejemplo...
Regístrate para leer el documento completo.