Estoy firmemente convencido que los males que afligen a los nuevos Estados de Am rica no dependen tanto de sus habitantes como de las constituciones que los rigen
. Noquiero manchar mi espada con sangre de mis hermanos.
. Más ruido hacen diez hombres que gritan que cien mil que están callados.
. Serás lo que debas ser, si no, eres nada.
. Si somos libres, todo nos sobra.
67. La unión y la confraternidad, tales serán los sentimientos que hayan de nivelar mi conducta pública cuando se trate de la dicha y de los intereses de los otros pueblos.
. La reputacióndel generoso puede comprarse muy barata; porque no consiste en gastar sin ton ni son, sino en gastar con propiedad.
. Antes sacrificaría mi existencia que echar una mancha sobre mi vida pública que se pudiera interpretar por ambición.
. Por inclinación y principios amo el gobierno republicano y nadie, nadie lo es más que yo.
. En mis providencias malas o buenas, jamás ha tenido parte lapersonalidad y sí sólo el objeto del bien e independencia de nuestro suelo.
. Es cierto que tenemos que sufrir escasez de dinero, paralización del comercio y agricultura, arrostrar trabajos y ser superiores a todo género de fatigas y privaciones; pero todo es menos que volver a uncir el yugo pesado e ignominioso de la esclavitud.
. Deseo que todos se ilustren en los sagrados derechos que forman laesencia de los hombres libres.
. La seguridad individual del ciudadano y la de su propiedad deben constituir una de las bases de todo buen gobierno.
. La religiosidad de mi palabra como caballero y como general ha sido el caudal sobre el que han girado mis especulaciones.
. Todo buen ciudadano tiene una obligación de sacrificarse por la libertad de su país.
. Mi objeto desde la revolución no hasido otro que el bien y felicidad de nuestra patria y al mismo tiempo el decoro de su administración.
. Cada gota de sangre americana que se vierte por nuestros disgustos me llega al corazón.
. En el último rincón de la tierra en que me halle estaré pronto a sacrificar mi existencia por la libertad.
. Divididos seremos esclavos, unidos estoy seguro que los batiremos: hagamos un esfuerzo depatriotismo, depongamos resentimientos particulares, y concluyamos nuestra obra con honor.
. Voy a hacer el último esfuerzo en beneficio de la América. Si éste no puede realizarse por la continuación de los desórdenes y anarquía, abandonaré el país, pues mi alma no tiene un temple suficiente para presenciar su ruina.
. No es en los hombres donde debe esperarse el término de nuestros males: el mal estáen las instituciones y sólo en las instituciones.
. Ya veo el término a mi vida pública y voy a tratar de entregar esta pesada carga a manos seguras, y retirarme a un rincón a vivir como hombre.
. Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas.
José Francisco de San Martín y Matorras[1] (Reducción de Yapeyú, Virreinato del Río de la Plata, 25 de febrero de 1778, actual Provincia deCorrientes, Yapeyú, Argentina — Boulogne-sur-Mer, Francia, 17 de agosto de 1850)[2] fue un militar cuyas campañas fueron decisivas para las independencias de la Argentina, Chile y Perú. En abril de 1784, cuando tenía seis años, llegó con su familia a Cádiz, España (previa estadía en Buenos Aires), y se radicó luego en la ciudad de Málaga.[3] [4] Comenzó sus estudios en el Real Seminario de Noblesde Madrid y en la Escuela de Temporalidades de Málaga en 1786. Ingresó posteriormente al ejército español hizo su carrera militar en el Regimiento de Murcia.[5] Combatió en el norte de África, luego contra la dominación napoleónica de España, y participó en las batallas de Bailén y La Albuera.[6]
Con 34 años, en 1812, habiendo alcanzado el grado de Teniente Coronel, y tras una escala en Londres,...
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