Estrella

Filósofos creían en las virtudes del debate político libre por medio la prensa no advirtieron que los medios de masas se transformarían en grandes empresas con intereses comerciales, ideológicos y políticos en el mismo estado.
William Hamilton, editor del Wall Street Journal, haber referido que “Un diario es una empresa que no debe absolutamente nada a un público que no tiene sobre ella ningúnderecho. La empresa, por tanto, no está afectada por ningún interés público. Es propiedad exclusiva de su dueño, que vende un producto manufacturado por su cuenta de registro.
Loewenstein señalaba el desarrollo de la propaganda y difusión de la propuesta política, lo que deriva en una desigualdad de las chances electorales. Según Montecuccoli –citado por Loewenstein- rige una campaña electoralla triple necesidad que se verifica en una guerra: dinero, dinero y otra vez dinero.
Las primeras décadas del siglo XX traen otros elementos pues aparece el cine y la radio, que influyen en la política. Pero la irrupción de la televisión a partir de la década siguiente modificó el panorama. Y si en la década del 50 se discutía entre los intelectuales su influencia en el pensamiento político y elcomportamiento electoral, en los ’60 su relevancia era innegable.
La mayor influencia de la televisión se advertía en los programas de noticias políticas.
Umberto Eco negaba la influencia del medio ni que ella aumentaría, y advertían que si bien podía tener efectos benéficos y contribuir a una sociedad más democrática si se la usara “en el espíritu de la constitución y a la luz de lainteligencia”, podía resultar un instrumento poderoso de denominación y de formación oculta de opinión.
A fines de los ’60 era innegable su enorme relevancia.
Ante esta situación, los pensadores han comenzado a expresar ideas y tesis para adaptar la teoría política a esta realidad.
Owen Fiss plantea repensar la libertad de expresión como un concepto social y no individual en relación con la igualdad y,aun dentro de un esquema constitucional clásico, ha propuesto una mayor intervención del Estado.
Fiss destaca la influencia de la economía en la determinación del contenido de los medios de masas, aun ante la revolución tecnológica que se evidencia y que es cada vez más impactante. Por ello acepta (y auspicia) la intervención del estado para no dejar a la libertad de prensa directamente en manos dela leyes del mercado.
Fiss sostiene que tradicionalmente el derecho a la libre expresión fue concebida para el “orador callejero” y, para asegurar su libertad de expresión, nadie, ningún funcionario policial, podían impedir que manifestara en libertad sus ideas.
La Corte Suprema decidió que una ley que concedía el ingreso a los medios de comunicación escritos a quienes pretendían presentarpuntos de vista diferentes era inválida; que el estado no debía garantizar el acceso a los medios para formular anuncios de opinión; que los gastos políticos de los ricos no podían ser limitados; etc. Para Fiss el capitalismo ganaba siempre, por imperio de esa tradición de respeto absoluto por la autonomía.
La empresa de medios es un orador y no solo un foro que merece la protección de su autonomía,pero esto no impide –a su criterio- que el estado promueva un uso igualitario de los medios en tanto estos son escasos. Y, tales medidas, se deben fundar en el principio de la libertad de expresión en tanto esta regla no es una defensa del individuo, sino de un estado social de cosas, necesaria para la existencia del debate real y de la democracia.
Propone que el estado establezca medidaspaliativas a este sistema que afecta la libertad de expresión. Deberíamos aprender a ver en el Estado no solo a un enemigo, sino también a un amigo de la libertad de expresión; como cualquier actor social tiene el potencial para actuar en ambas direcciones, y usando el enriquecimiento del debate público como piedra de toque, debemos comenzar discriminar entre ellas.
Las ideas de Fiss no van a las...