Estructura De Los Mitos
la antropología parece haberse alejado progresivamente del
estudio de los hechos religiosos. Aficionados de distintas procedencias
han aprovechado la oportunidad para invadir el dominio de la etnolo -
gía religiosa. Sus juegos ingenuos se desenvuelven sobre el terreno
que nosotros hemos abandonado sin cultivar, y susexcesos se
suman a nuestra carencia, comprometiendo el futuro de nuestros
trabajos,
¿Cuál es el origen de esta situación? Los fundadores de la etnología
religiosa, Tylor, Frazer y Durkheim, prestaron constante atención
a los problemas psicológicos; no siendo, sin embargo, psicólogos
de oficio, no podían estar al corriente de la rápida evolución de las
ideas en esa materia y menos aúnpresentirla. Sus interpretaciones
han pasado de moda tan velozmente como los postulados psicoló -
gicos que ellas implicaban. Reconozcámosles, con todo, el mérito de
haber comprendido que los problemas de etnología religiosa corresponden
a una psicología intelectualista. Siguiendo a Hocart —que
hacía ya esta observación al principio de su obra postuma, reciente -
mente publicada—, habrá que lamentarque la psicología moderna se
haya desinteresado demasiado a menudo de los fenómenos intelectuales
y haya preferido el estudio de la vida afectiva: «a los defectos
inherentes a la escuela psicológica... se agregaba, así, el error de
creer que de las ideas claras pueden nacer emociones confusas».2
Hubiera sido necesario ampliar los cuadros de nuestra lógica para
incluir en ella operacionesmentales en apariencia diferentes de las
nuestras, pero que son intelectuales con igual derecho. Se ha ensayado,
en cambio, reducirlas a sentimientos informes e inefables. Este
método, conocido bajo el nombre de fenomenología religiosa, se ha
mostrado con excesiva frecuencia estéril y fastidioso.
* * *
De todos los capítulos de la etnología religiosa, la mitología es
aquel que sufre sobre todocon esta situación. Cabe sin duda citar
los considerables trabajos de Dumézil y los de M. H. Grégoire. Pero
no pertenecen propiamente a la etnología. Como hace cincuenta años,
ésta sigue complaciéndose en el caos. Se rejuvenecen las viejas interpretaciones:
ensoñaciones de la conciencia colectiva, divinización
de personajes históricos, o a la inversa. Cualquiera sea el modo en
que seconsideran los mitos, parecen todos reducirse a un juego
gratuito o a una forma superficial de especulación filosófica.
¿Para comprender lo que es un mito debemos pues elegir entre
la simpleza y el sofisma? Algunos pretenden que cada sociedad expresa
en sus mitos sentimientos fundamentales tales como el amor,
el odio o la venganza, comunes a la humanidad entera. Para otros, los
mitos constituyententativas de explicación de fenómenos difícilmente
comprensibles: astronómicos, meteorológicos, etcétera. Pero las socie -
dades no son refractarias a las interpretaciones positivas, inclusive
cuando adoptan interpretaciones falsas; ¿por qué habrían de preferir
súbitamente maneras de pensar tan oscuras y complicadas? Los
psicoanalistas, por otra parte, así como también ciertos etnólogos,quieren reemplazar las interpretaciones cosmológicas y naturalistas
por otras tomadas de la sociología y la psicología. Pero entonces las
cosas se vuelven demasiado fáciles. Si un sistema mitológico otorga
un lugar importante a cierto personaje, digamos una abuela malé -
vola, se nos dirá que en tal sociedad las abuelas tienen una actitud
hostil hacia sus nietos; la mitología será considerada unreflejo de la
estructura social y de las relaciones sociales. Y si la observación contradice
la hipótesis, se insinuará al punto que el objeto propio de los
mitos es el de ofrecer una derivación a sentimientos reales pero reprimidos.
Sea cual fuere la situación real, una dialéctica que gana a todo
trance encontrará el medio de alcanzar la significación.
Reconozcamos más bien que el...
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