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PRIMERA PARTE
LA POBREZA DEL HOMBRE
COMO RESULTADO DE LA RIQUEZA DE LA TIERRA
FIEBRE DEL ORO, FIEBRE DE LA PLATA: EL SIGNO DE LA CRUZ EN LAS
EMPUÑADURAS DE LAS ESPADAS
Cuando Cristóbal Colón se lanzó a atravesar los grandes espacios vacíos al
oeste de la Ecúmene, había aceptado el desafío de las leyendas. Tempestades
terribles jugarían con sus naves, como si fueran cáscaras de nuez, ylas arrojarían a
las bocas de los monstruos; la gran serpiente de los mares tenebrosos, hambrienta
de carne humana, estaría al acecho. Sólo faltaban mil años para que los fuegos
purificadores del juicio final arrasaran el mundo, según creían los hombres del siglo
xv, y el mundo era entonces el mar Mediterráneo con sus costas de ambigua
proyección hacia el África y Oriente. Los navegantesportugueses aseguraban que
el viento del oeste traía cadáveres extraños y a veces arrastraba leños curiosamente
tallados, pero nadie sospechaba que el mundo sería, pronto, asombrosamente
multiplicado.
América no sólo carecía de nombre. Los noruegos no sabían que la habían
descubierto hacía largo tiempo, y el propio Colón murió, después de sus viajes,
todavía convencido de que había llegado alAsia por la espalda. En 1492, cuando la
bota española se clavó por primera vez en las arenas de las Bahamas, el Almirante
creyó que estas islas eran una avanzada del Japón. Colón llevaba consigo un
ejemplar del libro de Marco Polo, cubierto de anotaciones en los márgenes de las
páginas. Los habitantes de Cipango, decía Marco Polo, «poseen oro en enorme
abundancia y las minas donde lo encuentranno se agotan jamás... También hay en
esta isla perlas del más puro oriente en gran cantidad. Son rosadas, redondas y de
gran tamaño y sobrepasan en valor a las perlas blancas». La riqueza de Cipango
había llegado a oídos del Gran Khan Kublai, había despertado en su pecho el deseo
de conquistarla: él había fracasado. De las fulgurantes páginas de Marco Polo se
echaban al vuelo todos los bienesde la creación; había casi trece mil islas en el mar
de la India con montañas de oro y perlas, y doce clases de especias en cantidades
inmensas, además de la pimienta blanca y negra.
La pimienta, el jengibre, el clavo de olor, la nuez moscada y la canela eran tan
codiciados como la sal para conservar la carne en invierno sin que se pudriera ni
perdiera sabor. Los Reyes Católicos de Españadecidieron financiar la aventura del
acceso directo a las fuentes, para liberarse de la onerosa cadena de intermediarios y
revendedores que acaparaban el comercio de las especias y las plantas tropicales,
las muselinas y las armas blancas que provenían de las misteriosas regiones del
oriente. El afán de metales preciosos, medio de pago para el tráfico comercial,
impulsó también la travesía delos mares malditos. Europa entera necesitaba plata;
ya casi estaban exhaustos los filones de Bohemia, Sajonia y el Tirol.
España vivía el tiempo de la reconquista. 1492 no fue sólo el año del
descubrimiento de América, el nuevo mundo nacido de aquella equivocación de
consecuencias grandiosas. Fue también el año de la recuperación de Granada.
Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, que habíansuperado con su matrimonio
el desgarramiento de sus dominios, abatieron a comienzos de 1492 el último
reducto de la religión musulmana en suelo español. Había costado casi ocho siglos
recobrar lo que se había perdido en siete años1, y la guerra de reconquista había
agotado el tesoro real. Pero ésta era una guerra santa, la guerra cristiana contra el
Islam, y no es casual, además, que en esemismo año 1492 ciento cincuenta mil
judíos declarados fueran expulsados del país. España adquiría realidad como
nación alzando espadas cuyas empuñaduras dibujaban el signo de la cruz. La reina
Isabel se hizo madrina de la Santa Inquisición. La hazaña del descubrimiento de
América no podría explicarse sin la tradición militar de guerra de cruzadas que
imperaba en la Castilla medieval, y la...
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