Estudiante
El hombre
No obstante su importancia, sólo a finales del siglo XIX se recupera su nombre gracias a la obra de José Bermejo y Carballo, Glorias religiosas de Sevilla (1882): «El bellísimo Jesús, en el acto de pronunciar desde la Cruz sus Siete Últimas Palabras, construido según se cree, por Juan de Mesa, discípulo insigne de Montañés.» Luego Hernández Díaz aportó unadocumentación fundamental.
Juan de Mesa y Velasco fue bautizado el 26 de junio de 1583 en la parroquia de San Pedro de Córdoba. Pertenecía a una familia de pintores y se inició a la escultura con Francisco de Uceda. En 1606 ingresó como aprendiz en el taller de Martínez Montañés, en Sevilla, mediante contrato en que se puntualizaba el compromiso de enseñarle el oficio de escultor en cuatro años. Más tardeseguramente colabora con el maestro hasta 1815, en que ya contrata obras. Acaso fue esta circunstancia, se ha apuntado, la que dio ocasión a su posterior eclipse.
Se había casado con María Flores en 1613 y en 1616 se instaló en la calle Pasaderas de la Europa, cerca de la Alameda de Hércules, en la collación de San Martín, en una vivienda que arrendó al ensamblador Diego López Bueno. Falleció alos cuarenta y cuatro años a consecuencia, al parecer, de una tuberculosis, cuyo largo padecimiento quedaría reflejado en el rostro de sus Crucificados. Fue enterrado en la Iglesia de San Martín de Sevilla.
La obra
Como queda indicado, sus obras siempre se han atribuido a su maestro, por lo que su nombre ha permanecido olvidado durante tres siglos; sin embargo, hoy día se considera a Juan deMesa el representante más genuino del naturalismo barroco sevillano, «el imaginero por excelencia de las hermandades penitenciales, quien mejor supo asumir las necesidades iconográficas y devocionales de estas confraternidades» (Bernales Ballesteros).
Contrariamente a Montañés, dedica su trabajo casi en exclusiva a las imágenes procesionales, en las que logra tal exactitud anatómica yfisiológica, a tono con la nueva mentalidad de la Contrarreforma, que sería imposible sin el estudio directo sobre cadáveres y agonizantes. El modelo sin embargo quizá pudo hallarlo en el San Jerónimo de Torrigiano, que entonces se encontraba en el Monasterio de San Jerónimo de Buenavista. Este naturalismo conectó enseguida con un público ávido de consuelo tras el azote de la primera peste y extendió elculto al Cristo crucificado entre una población que, con la pasada experiencia, veía más próximos los momentos pasionales de Jesús y su sufrimiento. Tal fue la clave de su éxito.
Aunque sin su refinamiento, el estilo de Mesa procede sin duda de Montañés, pero deriva hacia la intensidad, propende al movimiento y a lo atormentado, acude al recurso de clavar las espinas en cejas y orejas, detallesbarrocos que habrían sido excesivos en el maestro.
Trabaja en cedro unas imágenes de tamaño algo superior al natural, adecuado para llevarlas en procesión y verlas venir de lejos. Es autor del Jesús del Gran Poder y de más de una docena de Crucificados entre documentados y atribuidos, de los que sobresale el Cristo de la Agonía de la iglesia de San Pedro en Vergara, un "Laoconte español", su tallamás lograda.
Los Crucificados, «uno de los más ricos conjuntos iconográficos sobre las últimas horas de Jesús» (Otero Túñez), están traspasados por tres clavos sobre una cruz arbórea, hecha de un tronco sin devastar, lo que acentúa el naturalismo, y llevan corona de espinas de un bloque con la cabeza o postiza. Sus cuerpos aparecen agitados por un sentimiento interior que rima con la angustiadaexpresión de los rostros de pómulos salientes, en los que las cejas se curvan hacia el entrecejo como signo de dolor intenso, los ojos se abultan cuando están abiertos y los párpados se ondulan cuando cerrados; el cabello y la barba se ordenan en madejas finas y simétricas, el pecho aparece hundido, sin fuerza, y toda la anatomía se hace minuciosamente descriptiva: los clavos retuercen los dedos...
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