estudiante
Siempre he sido aficionado a la música. Todos lo somos, aun cuando no tocamos algún instrumento musical. Yo pertenecía a aquellos “grupos” a los que asistían a escuchar los conciertos de grandes bandas, simplemente me dedicaba a escuchar, pero siempre tuve la curiosidad de tocar la flauta. No fue difícil convencer a mis padres de inscribirme a una Academia de Artes,sobretodo porque yo era bastante joven, y era mejor empezar cuanto antes. Mis padres me habían comprado una flauta de segunda mano en una casa de empeño y días después empecé el curso. Cuatro horas mensuales, con dos recitales al año, ¿saben lo emocionante que es tocar tu instrumento favorito?, al fin pude reconocer las notas que tocaban en los conciertos, para después intentar sacarlas yo mismo poroído. Obviamente, fue un proceso lento y largo, pero, así es la vida de un aprendiz, y con el pasar de los años dejé de serlo para poder considerarme (finalmente) en un estudiante avanzado
Consideraba al personal de la academia como una familia para mí, y había hecho grandes amigos que compartían mi gran amor por la música. Cuando teníamos la oportunidad, nos reuníamos para hacer nuestras propiasversiones de canciones ya conocidas; también nos atrevimos a tocar en el mercado de nuestra ciudad para recibir una limosina, aunque solamente lo hicimos por diversión. Sí, todo este tiempo que la pasé como un niño equivocándome con algunas notas, fallando con mis tiempos, luchando con la respiración, todo ese tiempo, valió la pena.
Se acercaba el recital de mitad de año y ya sabía que canciónexactamente tocar (“Careless Whisper”, de George Michael, acompañado de mi amigo Romeo en la voz). Practicamos incansablemente hasta tenerla perfecta, para así tocarla con facilidad en el recital, al cual, sabrán, asistía mucha gente y tendemos a ponernos nerviosos. Habíamos hablado con el director de la academia, el Sr. Guillermo Ochoa Naranjo, para que nos dejara tocar en el auditorio parapracticar e imaginarnos cuán lleno podría estar. El, sabiendo lo ansiosos que estábamos, nos dio la llave y nos deseó buena suerte.
El recital era el viernes veintiocho de junio a las 18:00 horas, nosotros habíamos llegado a las 13:00, una hora antes de que el personal empezara a conectar las luces, los parlantes y micrófonos. El auditorio de la academia era una enorme habitación cuadrada, con pisosde madera, y sin ventanas, para que no se escapara el sonido. Había una plataforma al final de la habitación, y había dos columnas de sillas al frente, como si fuera una sala de cine. Subimos a la plataforma, Romeo se quedó parado, a la cuenta de tres toqué y el empezó a cantar, yo había puesto el cronómetro, y cuando terminamos habíamos terminado justo lo planeado: 5:01. La tocamos dos veces más yluego decidimos irnos a cambiarnos de ropa y arreglarnos. Guardé mi flauta en su estuche mientras Romeo me esperaba, luego nos dirigimos a la doble puerta. Al intentar abrirla, notamos que estaba cerrada con llave, cosa imposible ya que solo nosotros dos teníamos la llave (bueno, imagino que el personal también tenía otra, pero ellos llegarían dentro de 20 minutos)
Miré a Romeo extrañado,preguntándole si él había cerrado la puerta. Claro que no. ¿Para qué haría eso? Vamos, saca la llave y ábrela de una vez, me respondió, al buscar en mi bolsillo, solo sentí mi celular, pero no las llaves. Busqué en mi mochila y hasta en el estuche de mi flauta y no, nada. Romeo también las buscaba por todas partes pero no las encontraba. En eso se apagó la luz del auditorio y Romeo busco mi mano en laobscuridad y no la solté para nada. Empezamos a escuchar el sonido de un piano, tocando notas lentas y suaves, nos giramos hacia la plataforma y de repente una luz ilumino a quien tocaba (repito, las luces no habían sido conectadas). Era un hombre con traje de noche y manos blancas, pero no pudimos ver su rostro, puesto a que tenía una bolsa de tela en su cabeza. El hombre estaba tocando...
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