Estudiante

Retrospectiva:
El trabajo de releer y seleccionar mis numerosos escritos como crítico de arte me ha enfrentado inevitablemente al problema de su consecuencia y coherencia. Aunque creo que no publicado nada en este libro con lo que esté en completo desacuerdo, no puedo dejar de reconocer que en muchos de estos ensayos el acento recae en un lugar distinto del que actualmente debería tener.Afortunadamente nunca me he enorgullecido de mi constancia inalterable en la actitud, pero, a menos que me congratule por ello, pienso que puedo trazar una tendencia de pensamiento que subyace a expresiones de opinión muy diferentes. Ahora bien, puesto que esa tendencia me parece sintomática de la estética moderna, y puesto que quizá puede explicar gran parte de lo que parece paradójico en la actualsituación del arte, puede ser interesante hablar de su naturaleza incluso a costa de ser autobiográfico.
En mi trabajo como crítico de arte nunca he sido un impresionista puro, un mero instrumento de grabación de ciertas sensaciones. Siempre he tenido alguna clase de planteamiento estético. En cada etapa, una cierta curiosidad científica y un deseo de comprensión me han empujado a hacergeneralizaciones, a intentar algún tipo de coordinación lógica de mis impresiones. Pero, por otra parte, nunca he ideado por mí mismo un sistema completo como el que los metafísicos deducen de principios a priori. Nunca he creído que conocía cuál era la naturaleza esencial del arte. Ni estética sido absolutamente práctica, un recuerdo experimental, un intento de reducir algún tipo de orden mis impresionesestéticas hasta la fecha. Sólo se ha mantenido hasta que tanto el tiempo como las nuevas experiencias pudieran confirmarla o modificarla. Además, siempre he visto mi sistema con un cierto recelo. El reconocido que, si alguna vez este sistema formaba una corteza demasiado sólida, podría impedir la entrada de nuevas experiencias, y puedo contar varias ocasiones en las que los principios me habríanllevado a condenar, y en las que la sensibilidad jugó el papel de Balaami Con el resultado de provocar un caos temporal de mi sistema. Por supuesto, siempre se ha reorganizado para asimilar la experiencia nueva, pero con cada uno de estos cataclismos ha sufrido una pérdida de prestigio. De modo que, incluso en sus formas más recientes, no propongo mi sistema más que como una inducción provisional apartir de mis propias experiencias estéticas.
He intentado, verdaderamente, que mis juicios fueran lo más objetivo posible, pero el crítico debe trabajar con el único instrumento que posee, a saber: su propia sensibilidad con todos sus correctores personales. Todo lo que puede procurar, a sabiendas, es perfeccionar pesar ambiental máximo, estudiando las opiniones tradicionales de hombres consensibilidad estética del pasado, y comparando constantemente sus propias reacciones con las de sus contemporáneos que están especialmente dotados en este aspecto. Cuando haya hecho todo lo que pueda en ese sentido –y yo le permitiría una leve predisposición a favor del acuerdo con la tradición-debe aceptar el veredicto de sus propios sentimientos tan honradamente como sea posible. En este terreno,incluso la simple honradez es más difícil de alcanzar de lo que podrían suponer los que nunca lo han intentado. En una cuestión tan delicada como el juicio artístico se pueden sufrir muchas influencias occidentales perturbadoras, y apenas se pueden evitar hipnotismos y alucinaciones temporales. Sólo se puede estar alerta e intentar desecharlos aprovechando todas las oportunidades de coger desprevenidaa la propia sensibilidad, antes de que pueda refugiarse detrás de los prejuicios y las teorías.
Cuando un críticos sostienen claramente en público el resultado de su reacción ante una obra de arte, a continuación tiene que traducir las palabras. Aquí, por otra parte, la distorsión es inevitable, y es donde probablemente y adolecido más de falta de precisión, porque lenguaje manos de uno que...