estudiante
Páginas: 12 (2758 palabras)
Publicado: 5 de marzo de 2014
Tiene SIDA? Despídelo...
La ley dice que toda persona diagnosticada con VIH tiene derecho al trabajo, pero está claro que esto, en la mayoría de casos, es letra muerta. Ya algunos se han atrevido a enfrentar a sus patronos por la vía legal, pero no ha habido un caso que siente precedente. Algunos abogados opinan que estas personas tienen grandes posibilidades de ganar el pulso.
Mirja Valdés deArias
Ampliar imágen Foto: SIDA
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Su nombre es Félix Cabrera, tiene 28 años y es portador del VIH. Su historia ya fue contada una vez, pero en un solo capítulo, que lo describió sin futuro ni esperanza. Fue porque en el momento en que escribieron esa parte de su vida enfrentaba por la vía legal a sus antiguos patronos, quienes lo despidieron por ser seropositivo.
Su caso se contócomo otro más de incumplimiento en el pago de prestaciones laborales, pero Félix reclamaba, además, una indemnización por daños psicológicos y discriminación debido a su enfermedad. Su abogada, Gilma Valladares, lo representó ante un juzgado, a él y a otros tres trabajadores. El desenlace en cada caso fue el mismo: conciliación.
“A mis cuatro clientes los discriminaron, pero optamos por lasacciones laborales que son más rápidas. Perseguir la discriminación por la vía penal, implicaría años de litigio”, asegura la abogada. Y el tiempo para los recién diagnosticados con VIH no está de su lado porque no tienen la certeza de vivir para pelear. Sólo a medida que pasa el tiempo, ellos descubren sus posibilidades de llevar una vida normal.
Ni el Ministerio Público (MP) ni el Ministeriode Trabajo cuentan con estadísticas específicas de estos expedientes, probablemente se pierdan en ese universo de procesos. Pero hay más personas en semejante situación. Sólo la colega de Valladares, Ana Rocío Samayoa, sabe de otros dos casos. Ella supo de éstos a través de la asociación Gente Positiva, dedicada a promover una mejor calidad de vida y defender los derechos humanos de personasinfectadas con VIH/sida.
Discriminado por ser o positivo
Félix planea a futuro. Proyecta una imagen distinta a la de hace cuatro años. Se le nota al hablar en radioemisoras o ante grupos de personas en el interior del país a donde va y viene cada semana para compartir su historia. Lo hace para sensibilizar a la población y para motivar a quienes como él, un día perdieron, ante el diagnósticofrío, la esperanza de vivir. Este es, precisamente su nuevo empleo, en la Fundación Fernando Iturbide.
Su lucha comenzó a los 24 años, cuando trabajó como mesero en un restaurante de esta ciudad. Las propinas y el salario sumaban Q5 mil cada mes. Nada mal para un soltero con la secundaria inconclusa. En esa época empezó a sentirse fatigado y a padecer constantes gripes.
Un amigo que sabía algoacerca de los síntomas del sida le sugirió hacerse la prueba. “En el laboratorio me entregaron los resultados en un sobre abierto, sólo me dijeron: ‘que tenga buen día’”. Félix no recibió ninguna explicación acerca de la enfermedad como establece el Artículo 35 del reglamento de la Ley para el Combate del VIH y del Sida (Decreto 27-2000). Él mismo, mientras caminaba, se detuvo frente a un semáforoen rojo a leer ese resultado: “seropositivo”. Félix aún se lleva las manos a la cabeza al recordar ese momento: “Sida, para mí, era sinónimo de muerte”.
No tenía fuerzas para regresar al trabajo aquel día, entonces decidió llamar para disculparse con su jefe, quien era su amigo. “Pero, ¿qué te pasó? ¿por qué llorás?”, le insistió hasta que el desconsolado le contó. “En ese momento fuesolidario: descansá. Tenés mi apoyo dentro y fuera del trabajo”, le dijo, pero pronto divulgó la noticia e incluso notificó a los socios del restaurante. Su jefe, su amigo, violó el Artículo 38 de la confidencialidad del Decreto 27-2000. Pasó poco tiempo y surgió el rumor dentro del restaurante: “despedirán a Félix”.
Los días buenos se terminaron y empezaron las jornadas de 21 horas, de 6:00 a 3:00...
La ley dice que toda persona diagnosticada con VIH tiene derecho al trabajo, pero está claro que esto, en la mayoría de casos, es letra muerta. Ya algunos se han atrevido a enfrentar a sus patronos por la vía legal, pero no ha habido un caso que siente precedente. Algunos abogados opinan que estas personas tienen grandes posibilidades de ganar el pulso.
Mirja Valdés deArias
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Su nombre es Félix Cabrera, tiene 28 años y es portador del VIH. Su historia ya fue contada una vez, pero en un solo capítulo, que lo describió sin futuro ni esperanza. Fue porque en el momento en que escribieron esa parte de su vida enfrentaba por la vía legal a sus antiguos patronos, quienes lo despidieron por ser seropositivo.
Su caso se contócomo otro más de incumplimiento en el pago de prestaciones laborales, pero Félix reclamaba, además, una indemnización por daños psicológicos y discriminación debido a su enfermedad. Su abogada, Gilma Valladares, lo representó ante un juzgado, a él y a otros tres trabajadores. El desenlace en cada caso fue el mismo: conciliación.
“A mis cuatro clientes los discriminaron, pero optamos por lasacciones laborales que son más rápidas. Perseguir la discriminación por la vía penal, implicaría años de litigio”, asegura la abogada. Y el tiempo para los recién diagnosticados con VIH no está de su lado porque no tienen la certeza de vivir para pelear. Sólo a medida que pasa el tiempo, ellos descubren sus posibilidades de llevar una vida normal.
Ni el Ministerio Público (MP) ni el Ministeriode Trabajo cuentan con estadísticas específicas de estos expedientes, probablemente se pierdan en ese universo de procesos. Pero hay más personas en semejante situación. Sólo la colega de Valladares, Ana Rocío Samayoa, sabe de otros dos casos. Ella supo de éstos a través de la asociación Gente Positiva, dedicada a promover una mejor calidad de vida y defender los derechos humanos de personasinfectadas con VIH/sida.
Discriminado por ser o positivo
Félix planea a futuro. Proyecta una imagen distinta a la de hace cuatro años. Se le nota al hablar en radioemisoras o ante grupos de personas en el interior del país a donde va y viene cada semana para compartir su historia. Lo hace para sensibilizar a la población y para motivar a quienes como él, un día perdieron, ante el diagnósticofrío, la esperanza de vivir. Este es, precisamente su nuevo empleo, en la Fundación Fernando Iturbide.
Su lucha comenzó a los 24 años, cuando trabajó como mesero en un restaurante de esta ciudad. Las propinas y el salario sumaban Q5 mil cada mes. Nada mal para un soltero con la secundaria inconclusa. En esa época empezó a sentirse fatigado y a padecer constantes gripes.
Un amigo que sabía algoacerca de los síntomas del sida le sugirió hacerse la prueba. “En el laboratorio me entregaron los resultados en un sobre abierto, sólo me dijeron: ‘que tenga buen día’”. Félix no recibió ninguna explicación acerca de la enfermedad como establece el Artículo 35 del reglamento de la Ley para el Combate del VIH y del Sida (Decreto 27-2000). Él mismo, mientras caminaba, se detuvo frente a un semáforoen rojo a leer ese resultado: “seropositivo”. Félix aún se lleva las manos a la cabeza al recordar ese momento: “Sida, para mí, era sinónimo de muerte”.
No tenía fuerzas para regresar al trabajo aquel día, entonces decidió llamar para disculparse con su jefe, quien era su amigo. “Pero, ¿qué te pasó? ¿por qué llorás?”, le insistió hasta que el desconsolado le contó. “En ese momento fuesolidario: descansá. Tenés mi apoyo dentro y fuera del trabajo”, le dijo, pero pronto divulgó la noticia e incluso notificó a los socios del restaurante. Su jefe, su amigo, violó el Artículo 38 de la confidencialidad del Decreto 27-2000. Pasó poco tiempo y surgió el rumor dentro del restaurante: “despedirán a Félix”.
Los días buenos se terminaron y empezaron las jornadas de 21 horas, de 6:00 a 3:00...
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