Estudiante

EL MÁS GRANDE DRAMA NACIONAL.

Lejos de toda discusión de tipo filosófica, política o estadística sobre un tema por momentos olvidado y en oportunidades motivo de esperanza de miles de personasvíctimas de la más injusta e inexplicable retención.
Para los familiares de los secuestrados, el Acuerdo Humanitario no es otra cosa que la esperanza de lograr que bajo principios éticos mínimos como losque defienden la vida y la libertad, fuerzas antagónicas y posiblemente incompatibles puedan cambiar la historia del conflicto interno colombiano, reivindicando los derechos a la dignidad y al respetode todo ser humano sin distingo cultural, político, social o económico.
A pesar que la pretensión de los familiares de los secuestrados, de conseguir un acuerdo humanitario que permita su liberación esun hecho legítimo, está duramente cuestionado por quienes consideran imposible e inútil la tarea de seguir intentando la respuesta a un problema que para ellos no tiene solución, desconociendo conesta apreciación una práctica reconocida universalmente mediante tratados, acuerdos y protocolos suscritos entre diversos países civilizados, que con su ejemplo deciden optar por caminos políticos ynegociados para resolver los conflictos sin poner en riesgo la vida y la libertad de sus ciudadanos.
Los familiares de los secuestrados, siguen despertándose cada nuevo día con la ilusión de encontrarpor fin la razón última, la más poderosa, la irrefutable, el argumento irresistible que sea capaz de despejar cualquier duda, que convenza hasta a los más escépticos sobre la necesidad de suscribir elacuerdo humanitario, para devolver la ilusión y la esperanza a nuestra nación que cada vez se polariza más entre la guerra y la negociación, polarización que seguramente se produce porque aun todos loscolombianos no les ha tocado mirarle la cara a la desgracia que llega al hogar cuando es visitado por la ferocidad del conflicto armado colombiano, que siempre viene acompañada de la indolencia y...