estudiante
DEL SUMO PONTÍFICE
JUAN PABLO II
A LOS RESPONSABLES
DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES
1. El rápido desarrollo de las tecnologías en el campo de los medios de comunicación es seguramente uno de los signos del progreso de la sociedad actual. Al contemplar estas novedades en continua evolución, se hace todavía más actual cuanto se lee en el Decreto del ConcilioEcuménico Vaticano II Inter mirifica promulgado por mi predecesor, el siervo de Dios Pablo VI, el 4 de diciembre de 1963: “Entre las maravillosas invenciones técnicas que, sobre todo en nuestros tiempos, el ingenio humano ha extraído de las cosas creadas, con la ayuda de Dios, la Madre Iglesia acoge y fomenta con peculiar solicitud aquellas que más directamente atañen al espíritu del hombre y que hanabierto nuevos caminos para comunicar con más facilidad, noticias, ideas y doctrinas de todo tipo”[1].
I. Un camino fecundo por la senda del Decreto Inter mirifica
2. Transcurridos más de cuarenta años desde la publicación de este documento, se hace oportuno volver a reflexionar sobre los “desafíos” que las comunicaciones sociales plantean a la Iglesia, la cual, como indicó Pablo VI, “se sentiríaculpable ante Dios si no utilizara estos medios tan poderosos”[2]. La Iglesia, de hecho, no está llamada solamente a usar los medios de comunicación para difundir el Evangelio sino, sobre todo hoy más que nunca, a integrar el mensaje de salvación en la “nueva cultura” que estos poderosos medios crean y amplifican. La Iglesia advierte que el uso de las técnicas y tecnologías de comunicacióncontemporáneas forman parte de su propia misión en el tercer milenio.
Consciente de esta responsabilidad, la comunidad cristiana ha dado pasos significativos en el uso de los medios de comunicación para la información religiosa, para la evangelización y la catequesis, para la formación de los agentes de pastoral en este sector y para la educación de una responsabilidad madura en los usuarios y destinatariosde los diversos instrumentos de comunicación.
3. En un mundo rico de potencialidad comunicativa como el nuestro, los desafíos para la nueva evangelización son múltiples. Por ello, en la Carta encíclica Redemptoris missio he querido subrayar, que el primer areópago de los tiempos modernos es el mundo de la comunicación, capaz de unificar a la humanidad convirtiéndola, como se suele decir, en “unaaldea global”. Los medios de comunicación social han alcanzado tal importancia que para muchos constituyen el principal instrumento de guía y de inspiración en su comportamiento individual, familiar y social. Se trata de un problema complejo, puesto que tal cultura, aún antes que por “los contenidos”, nace por el hecho de que existen nuevos modos de comunicar con técnicas y lenguajes inéditos.Vivimos en una época de comunicación global, en la que muchos momentos de la existencia humana se articulan a través de procesos mediáticos, o por lo menos, con ellos se deben confrontar. Me limito a recordar la formación de la personalidad y de la conciencia, la interpretación y la estructuración de lazos afectivos, la articulación de las fases educativa y formativa, la elaboración y la difusiónde fenómenos culturales, el desarrollo de la vida social, política y económica.
Dentro de una visión orgánica y correcta del desarrollo del ser humano, los medios de comunicación pueden y deben promover la justicia y la solidaridad, refiriendo con verdad y cuidado los acontecimientos, analizando en modo completo las situaciones y los problemas, y dando voz a las diversas opiniones. Los criteriossupremos de verdad y de justicia, en el ejercicio maduro de la libertad y de la responsabilidad, constituyen el horizonte donde situar una auténtica deontología en el aprovechamiento de los modernos y potentes medios de comunicación social.
II. Discernimiento evangélico y compromiso misionero
4. También el mundo de los medios de comunicación tiene necesidad de la redención de Cristo. Para...
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