Estudiante
En la sala de una casa, se observa a un príncipe probándole un zapato a una muchacha
PRÍNCIPE AZUL: Sí, eres tú la que estaba buscando. Te queda muy bien el zapato de cristal… ¡Quéalegría hallarte!
CENICIENTA: A mí me da alegría hallar el zapato, el hada madrina ya me estaba reclamando por haberlo perdido. Qué negligencia la mía.
PRÍNCIPE AZUL: No te preocupes, querida, cuandonos casemos ya no tendrás que pedir nada prestado. Lo tendrás todo: zapatos de oro y vestidos bordados en plata, joyas, palacios…
CENICIENTA (sorprendida): Un momentito, príncipe, suelta el aceleradorque me estás asustando… Que yo recuerde, a ti te conocí en un baile en tu casa, ¿no?
PRÍNCIPE AZUL: Sí, desde entonces te he buscado incansablemente guiado solo por este primoroso zapato que dejasteolvidado cuando saliste corriendo.
CENICIENTA: Sí, sí, es que me acordé que el bus solo pasa hasta las 12 y no tenía dinero para un taxi.
PRÍNCIPE AZUL: Bueno, eso ya no importa, lo importante esque te encontré y que quiero desposarte.
CENICIENTA: ¡Otra vez la burra al trigo!, te dije que te calmaras, ¿cómo que casarnos? Si ya quedamos en que solo nos hemos visto una vez antes de hoy.PRÍNCIPE AZUL: ¡Pero eso bastó para prendarnos el uno del otro!
CENICIENTA: No, señor. Admito que me gustaste un poco, ya que eres guapo y bailas bien, pero enamorarme no, para enamorarse hace faltaconocerse bien y yo ni siquiera sé cómo te llamas realmente.
PRÍNCIPE AZUL: Yo soy el Príncipe Azul…
CENICIENTA: Ya… pero nadie se llama Príncipe Azul, debes tener un nombre real. Mira, por ejemplo, yo nome llamo Cenicienta, ese apodo me lo pusieron mis hermanas porque de niña me gustaba meterme a jugar a la chimenea y salía llena de ceniza, pero mi nombre real es Andrea Pérez. ¿Tú cómo te llamas?PRÍNCIPE AZUL: No lo sé, siempre me han dicho Príncipe Azul…
CENICIENTA: Ay, pobrecito, no sabes ni cómo te llamas…
PRÍNCIPE AZUL: No te entiendo, todas las chicas deliran por casarse conmigo. Todas...
Regístrate para leer el documento completo.