estudiante
Kafka
Narrador: Un médico rural estaba muy preocupado; debía emprender un viaje urgente; un enfermo de gravedad lo estaba esperando en un pueblo a diez millas de distancia; una violenta tempestad de nieve azotaba el vasto espacio que los separaba. Tenía un coche, un cochecito ligero, de grandes ruedas, exactamente apropiado para correr los caminos; envuelto en el abrigo depieles, con un maletín en la mano, esperaba en el patio, listo para marchar; pero le faltaba el caballo.
Médico: Mi caballo, mi caballo ha muerto la noche anterior, agotado por las fatigas de este invierno helado; mientras tanto, mi criada corre por el pueblo, en busca de un caballo prestado; pero estaba condenada al fracaso, lo sé perfectamente, y a pesar de eso continúo acá inútilmente, cada vezmás envarado, ¡bajo la nieve que me cubre con su pesado manto!
Narrador: En la puerta apareció la muchacha, sola y agitó la lámpara. Atravesó el patio, no hallaba ninguna solución; distraído y desesperado a la vez, golpeó con el pie la ruinosa puerta de la pocilga, deshabitada desde hacía años. De la pocilga salió una vaharanda como de establo, un olor a caballos. Entra y encuentra un palafrenerocon dos caballos hermosos.
Palafrenero: --¿Los engancho al coche?
Narrador: No supo qué decirle, y se agachó para ver qué había dentro de la pocilga. La criada estaba a su lado.
Criada: Uno nunca sabe lo que puede encontrar en su propia casa-. Y ambos se echaron a reír.
Palafrenero: ¡Hola hermano, hola hermana!
Médico: Ayúdalo.
Narrador: La criada se acerca al palafrenero y este laabraza acercando su rostro al de ella.
Criada: ¡¡¡ah!!!
Narrador: El palafrenero mordió a la criada y esta huyó hacia el médico, para resguardarse de su ataque.
Médico: ¡Salvaje! ¿Quieres que te azote?
Narrador: Pero el médico luego reflexionó que se trataba de un desconocido, que le ofrecía ayuda cuando todos le habían fallado. El palafrenero no se mostró ofendido por su amenaza y solo se volvióuna vez hacia mí.
Palafrenero: Suba.
Médico: Yo conduciré, pues tú no conoces el camino.
Palafrenero: Naturalmente, yo no iré con usted; Me quedo con Rosa.
Criada: ¡No!
Narrador: Rosa huye hacia la casa, presintiendo su inevitable destino; aún se oye el ruido de la cadena de la puerta, al correr el cerrojo; oigo girar la llave en la cerradura; Rosa apaga todas las luces del vestíbulo y,siempre huyendo, las de las habitaciones restantes, para que no puedan encontrarla.
Médico: Tú vendrás conmigo palafrenero, si no es así, desisto del viaje, por urgente que sea. No tengo intención de dejarte a la muchacha como pago del viaje.
Palafrenero: ¡Arre!
Narrador: El palafrenero da una palmada; el coche parte, arrastrado como un leño en el torrente; se escucha crujir la puerta de la casadel médico, que cae hecha pedazos bajo los golpes del mozo. El médico llega a la casa de su paciente, los caballos se detienen; la nieve ha dejado de caer. Los padres del paciente salen ansiosos de la casa, seguidos de la hermana. Los padres del paciente hablan entre ellos, algo que el médico no entiende y entran a la casa. En el cuarto del enfermo el aire es casi irrespirable, la estufa humea,abandonada. El enfermo está delgado, sin fiebre, ni caliente ni frío, con ojos inexpresivos, sin camisa, el joven se yergue bajo el edredón de plumas, se abraza al cuello del médico y le susurra al oído.
Enfermo: Doctor, déjeme dormir.
Narrador: El médico mira a su entorno, nadie lo ha oído; los padres callan, esperando que el médico responda, la hermana le acerca una silla para que coloque sumaletín de mano. Lo abre, y busca entre sus instrumentos; el joven sigue alargándole sus manos, para recordarle su súplica; toma un par de pinzas, las examina a la luz de la bujía y las deposita nuevamente.
Médico (monólogo interior): Si, en estos casos los dioses nos ayudan, nos mandan el caballo que necesitamos y, dada nuestra prisa, nos agregan otro. Además, nos envían un caballerizo… ¡Rosa!...
Regístrate para leer el documento completo.