Estudiante

Luna: I
Mayo 1, 2008.

Desde muy pequeña quise dedicarme a algo que para mí no iba de la mano con el colegio. Me encanta la música y para mi suerte (por decirlo de alguna manera) tengo voz paracantar lo que se me antoje y de hecho lo hice un par de veces cuando cursaba la primaria, pero luego de eso no volví a pisar un escenario, porque al pasar los años fui madurando y junto con eso unpánico escénico terrible que me ha hecho fallar varias veces cuando he entrado a academias de canto, que no han sido muchas a propósito.
Me gradué y comencé a estudiar música en una academia de buenprestigio en Italia, yo soy latina, pero mi nacionalidad no viene al caso en este momento, ya se les he de contar luego. Llevo una vida mediocremente sana, como bien y hago ejercicios, pero digo mediocreporque que tengo un gran vicio: cigarrillos, de seguro oyeron hablar de aquellos, que te consumen la vida lentamente, dicen y también la billetera.
Me vestí lo más rápido que pude y al bajar agarré unpar de tostadas que se encontraban recién hechas sobre la mesa, mi compañera de departamento: Olivia, se encontraba concentrada en las noticias que había sacado el periódico local de la ciudad deMilán, vivíamos en la gloriosa ciudad de “Milano”.
- ¿Vas tarde? – preguntó aún inmersa en su lectura.
- Sí – contesté con un pedazo de tostada en la boca – nos vemos luego – cerré la puerta deldepartamento y tomé el metro en seguida, porque tener un auto aquí en Europa es solo para gente con mucho dinero, y yo no tengo dinero para mantener autos.
Cuando estuve cerca de la academia, me encontrécon una gran masa de chiquillas de aproximadamente unos quince o tal vez dieciséis años, y una que otra mayor de edad o quizás de mi misma edad, yo apenas tengo diecinueve.
- ¿Qué pasa? Pregunté alprofesor de canto, no supo qué responder, y si lo hizo no escuché, esta masa de mujeres jóvenes gritaba con tal euforia que nacía entrecerrar los ojos y de vez en cuando guiñarlos. – ¡Pero qué...