Estufiante
política, abrumadoramente masculina, el que privó a Rosalía
Arteaga de ser la sucesora de Bucaram? ¿Perdió por ser mujer?
En estas mismas páginas, y con argumentosparecidos, Marena
Briones y Consuelo Albornoz han dicho que sí. Las dos
sostienen que los cuestionamientos contra Rosalía Arteaga
pueden aplicarse a cualquiera de los políticos ecuatorianos, y
enconsecuencia ella no es ni peor ni mejor que ellos. Tampoco
hay diferencias si se la compara con Alarcón: es tan ambiciosa
y estuvo tan comprometida con el régimen como él. Si Arteaga
es tanpolítica como cualquiera de los dirigentes hombres,
¿por qué no se la escogió?
Lo que está claro es que hay cosas que los hombres pueden
hacer y las mujeres no, cosas tolerables en los hombres eimperdonables en las mujeres. En momentos cruciales, a las
mujeres se las descalifica por tener los mismos valores y
prácticas de los hombres. A Fabián Alarcón se le perdonó, a
Rosalía Arteaga no. ¿Porqué? Por una concepción a la vez
conservadora y liberal de género según la cual las mujeres
constituyen una reserva de moralidad para la sociedad.
Encarnan un principio de ético. Si algo, por lotanto, no
puede soportar la sociedad es ver a "sus" mujeres envueltas en
aquello que constituyen "vicios" masculinos. Perdida esa
reserva, rotos esos códigos, la catástrofe. El machismo usa a
lamujer como límite a su perversión. Lo curioso, sin embargo,
es que no la elimina, sino que instituye una dualidad
desesperante: permite que convivan corrupción con moralidad.
Desdoblamiento deldiscurso que coincide con una distinción de
género.
Lo que más ha molestado de Rosalía no es tanto su incursión en
la política -siempre difícil para una mujer- cuanto el haberse
aliado con quienrepresentaba, digámoslo así, la forma más
descompuesta de la clase política ecuatoriana. Y por ser
mujer, esa alianza constituyó un pecado aún mayor. Hay razones
para cuestionarla desde el lado...
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