Etica y existencia
«Dígales que mi vida ha sido maravillosa»: ética y existencia en L. Wittgenstein.
ANTONI DEFEZ I MARTÍN
“Mi ideal es una cierta indiferencia: un templo que cierre el paso a las pasiones sin ser afectado por ellas”. L. Wittgenstein, Vermischte Bemerkungen
Una de las constantes del pensamiento deWittgenstein es su concepción no cientificista de la actividad filosófica: la filosofía siempre debía quedar al margen de la ciencia natural. Y ello a pesar de que, en su opinión, el conocimiento científico era la mejor forma de acceder al «cómo» de la realidad. Recordemos que para el Tractatus el ámbito del «sentido» coincidía con el ámbito del conocimiento científico (vid., p.e., TLP, 4.11 y 6.53),mientras que el segundo Wittgenstein reconocerá la superioridad de la ciencia respecto a otras «formas de vida» u otros «sistemas de creencias», sin ser, no obstante, justificable esta superioridad ni filos6fica ni moralmente -digamos, «racionalmente» (vid., p.e., Observaciones sobre La Rama Dorada de Frazer). Ahora bien, y pese a estos méritos, para Wittgenstein, la filosofía no estaba interesadapor lo que pudiera establecer la ciencia. Los logros de ésta no podían ser usados para solucionar los problemas de aquélla; y tampoco era tarea de la filosofía ofrecer una reconstrucción o una fundamentación del conocimiento científico. Por el contrario, la actividad filosófica debía reducirse a actividad o análisis dilucidatorio del lenguaje, bien en el sentido de esclarecer sus condicionestrascendentales de posibilidad a partir de la lógica extensional en la
1
época del Tractatus, o bien. en la más modesta función, ya dentro del pensamiento que se desarrolla en las Investigaciones Filosóficas, de hacer patentes las condiciones que de facto posibilitan y regulan los distintos juegos lingüísticos. Entendida de esta manera, la filosofía «habrá de dejar todo como está», ya que através de su ejercicio, al no lanzar hipótesis y al no utilizar las hipótesis de la ciencia, no consigue ningún conocimiento nuevo que antes no poseyéramos (vid., p.e., IF § 122-128, § 309 y § 599). En realidad, la única ganancia que con ella alcanzaríamos es la claridad conceptual y, en consecuencia, el beneficio de disolver de hacer desaparecer los problemas filosóficos que nos atormentar, problemasque surgirían de una mala comprensión de la lógica que gobierna nuestras palabras.
Teniendo presente esta concepción del status y de la función de la filosofía y su relación con el ámbito de lo científico, me gustaría, sin entrar como ha hecho W. Warren Bartley III en el terreno de las motivaciones personales inconfesables de Wittgenstein1, analizar en el presente escrito cómo talesposicionamientos se corresponden con su planteamiento existencial y ético. Ésta, evidentemente, no es una aproximación demasiado frecuentada dentro de la exégesis que ofrecen los círculos analíticos. No obstante, el planteamiento existencial y ético de un filósofo es también una tesis filosófica. Y, además, en el caso de Wittgenstein, una tesis reconocida por él mismo. Recordemos, por ejemplo, las palabrasque dirigió a P. Engelman refiriéndose al Tractatus: «El punto central del libro es ético [ ... ]. Mi trabajo consta de dos partes: la expuesta más todo lo que no he escrito. Y es precisamente esta segunda parte la más importante» 2. Por tanto, no olvidar este tipo de motivaciones, como correctamente señalaron A. Janik y S. Toulmin al comienzo de los años setenta, puede reportarnos alguna luz sobrelas intenciones de Wittgenstein3.
***
2
Ex hypothesi, consideraré que a Wittgenstein, como a la mayoría de los filósofos de nuestra tradición, le preocupaba, en tanto que problema existencialmente básico, la relación «yo-mundo» o, si se quiere, el problema de la relación entre lo subjetivo y lo objetivo o entre lo privado y lo público. Respecto a este núcleo de problemas, y a pesar...
Regístrate para leer el documento completo.