etica

Érase una vez un niño llamado Rogelio, el vivía en un barrio muy pobre a las afueras de la ciudad. Sin más familia que su madre, abuela y una pequeña hermana. La madre trabajaba planchando ropaajenay lo que ganaba apenas le ajustaba para darles de comer a su familia, cosa que a Rogelio le molestaba ya que él estaba arto de vivir de esa manera y lo demostraba faltándole al respeto a su mamacongritos e insultos, sin importarle lo mucho que este comportamiento la entristecía.
Y así al paso del tiempo esto se volvió cada vez más usual. Un día, sin saber cómo y por qué, lo despertóunadestellante luz en un lugar inmenso y solitario sentado sobre una gran piedra de la que surgían cuatro pilares que parecían dar soporte al mundo. Estaba allí solo, cuando al poco vio llegar unainmensacantidad de cuervos con picos extensos y muy obscuros. estos se lanzaron contra la piedra, picoteándola con fuerza tratando de hacerles el mayor daño posible. Espontáneamente los cuervos al veraRogelio se espantaron. Cuando volvió a estar sólo, de repente se abrió una portezuela en uno de los pilares, y de ella salió una niña simpática y bella. Que al verlo le dijo:
-¿Has venido aayudarnos?¡Qué bien! nos hace falta toda la gente posible.
Pero Rogelio no entendía nada de lo que decía aquella niña, y viendo su confusión, la niña le explicó.

-¿Así que no sabes dónde estás? Estoes elcentro de la tierra, estos pilares lo sujetan todo, y la piedra sobre la que estás las mantiene pegadas para que ninguna se debilite y por lo tanto esta no se derrumbe.
-¿Y a qué quieres quelosayude? - dijo Rogelio extrañado.
- Pues a cuidar la piedra, claro. Se te ve en la cara que eres la persona ideal para este trabajo -respondió la niña-.Los pájaros que has visto son cada vezmásnumerosos, y si no cuidamos esta piedra un día se romperá todo se vendrá abajo y no creo que quieras que eso pase. ¿O sí?
- ¿Que se me ve en la cara? ¿Tengo la cara de cuidandero o qué?-expresó...