Etiquetas
- Es que tengo hambre. – contestó Marcos.
- Eres un ladrón. – reprochó Guillermo.
Y esa fue la etiqueta instaurada aMarcos durante unos años de su infancia. Así, en muchas ocasiones se le atribuía el mote de ladrón, habiendo de soportar situaciones incómodas y a la vez injustas. El atributo era explicado solamente apartir de una acción puntual suya.
Antes de nada, debo decir que esta historia es ficticia, ya que solamente trataba de representar un breve ejemplo. No obstante, tiene un componente real, no tantopor haberse cumplido parte de la misma situación, sino porque otras de similares no son ajenas a la realidad.
A los seres humanos nos encantan las etiquetas, de tal manera que las utilizamosconstantemente para designar y ordenar elementos de la realidad. Es decir, es tanta la inseguridad que produce un fenómeno sin nombre, que la reacción inmediata es atribuirle una categoría. Un ejemplo lopodemos encontrar ante el movimiento 15M, el cual rápidamente fue registrado como “los indignados”.
Es verdad que hablando utilizamos constantemente atributos y calificaciones, que a la vez sonetiquetas; de hecho en este mismo instante estoy permanentemente utilizándolas mediante la escritura. Así, el motivo de aplicarlas es simple: sin ellas no podríamos mantener contacto o conversar con otrapersona. No obstante, no me refiero a esas categorizaciones tan esenciales, sino a las que marcan y encasillan a una persona, grupo o colectivo. Es precisamente ése, el sentido del ejemplo anterior.Así, a continuación me dispongo a argumentar los motivos por los cuales se debe dejar de clasificar.
Es inapropiado encasillar a un individuo en un atributo porque pasa a ser tratado como un objetoy no como un sujeto. Tratar a alguien como sujeto implica reconocer sus virtudes y defectos, su contexto, su situación personal, la vivencia o percepción de sus situaciones, etc. En cambio, tratar a...
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