eutanasia


Parte IV. Crítica a la “santidad de la vida”.

I. Introducción

Los pensadores contemporáneos James Rachels, Peter Singer y Helga Kuhse abogan a favor de la eutanasia “activa”1, y para ello incluyen entre sus argumentos el de la compasión2.
En el debate sobre la legitimidad de la eutanasia se ha comenzado a reflexionar sobre qué es la vida humana y por qué se la considera valiosa. SimónLorda, por ejemplo, señala que la vida humana en sí, constituye primariamente una realidad natural; la vida aisladamente no es un criterio moral, sino que vital o biológico y por eso se cuenta con criterios coadyuvantes que le otorgan su carácter prescriptivo: santidad y calidad3. Para Hans Jonas, la vida misma es un puro hecho que existe en función de un hecho de la naturaleza, cuya únicafacultad natural es el equipamiento con las capacidades innatas de la autoconservación4. Alfonso Gómez-Lobo también habla de la vida humana como un sistema biológico completo que posee su material genético característico y la manifestación de funciones típicas del mismo, pero estas afirmaciones son “descriptivas”, y por eso no son estrictamente parte de la filosofía moral; para transitar hacia elladebemos situar estas mismas consideraciones bajo los conceptos de bondad y maldad5.

I.1. Concepción tradicional: “santidad de la vida”.

La concepción clásica afirma la “santidad de la vida humana” que la hace inviolable e indisponible. Las raíces de esta visión se encuentran en la tradición judeo-cristiana, aunque también habría una “vertiente empírica” para defenderla. La justificaciónempírica de la “santidad de la vida humana” obedece a la regla que “uno nunca debe matar deliberadamente a un ser humano inocente”. Este criterio se funda especialmente en las intuiciones acerca de la justicia retributiva, que considera injusto dañar a un inocente y justo dañar al culpable6. Esta experiencia común de la humanidad manifiesta un profundo respeto por la vida humana en que la mayoría de loshombres reconoce, implícita o explícitamente, que la vida es preciosa y que su valor no es susceptible de consideraciones subjetivas o utilitaristas. Este criterio se ha asentado de facto como un principio fundamental de las sociedades, cuya función ética ha sido y es la de actuar como una norma ética básica general7.

La concepción tradicional de más peso se relaciona con una justificaciónreligiosa basada en la afirmación que la vida humana es una creación de Dios sobre la cual el hombre carece por completo de autoridad8. No obstante, esta doctrina, con su noción de dignidad e inviolabilidad de la vida humana, ha sido objeto de una influyente línea de ataque, ya que por su origen religioso sería incapaz de proporcionar fundamentos universales, es decir, válidos para todos los hombresen todo tiempo y lugar.
David Hume es el precursor histórico más significativo de esta línea de crítica9. En su ensayo On Suicide, rechazó las aprensiones supersticiosas sobre el poder de la mente humana para deliberar acerca de las cuestiones sobre la vida y la muerte10.
Desde la filosofía contemporánea, Craig Paterson afirma que la doctrina de la santidad de la vida humana se basa en premisasreligiosas que son incapaces de apoyar consistentemente las conclusiones de la propia doctrina, así por ejemplo, si el cuerpo donde habita el alma es considerado un estado transitorio, ¿por qué es incorrecto liberar al alma de un cuerpo que soporta considerables cargas? Las respuestas sólo se obtienen desde presunciones religiosas11.

I.2. De la santidad a la calidad de la vida.
En conexión conla crítica del carácter absoluto de la dignidad de la vida humana, se sitúa el surgimiento del criterio de la “calidad de vida”.
I.2.a. Concepto de calidad de vida y contexto médico.

Singer, Kuhse y Rachels, en su defensa de la moralidad de la eutanasia voluntaria, abandonan la visión tradicional que considera la vida humana inviolable y en su lugar proponen una mirada desde la calidad de...