Evidente Carmesí

EVIDENTE CARMESÍ

Los errores del pasado
pueden convertirse en cargas para el futuro,
y a veces pesadillas del presente.

Estaba conversando con un amigo y la percibí caminando de un lado a otro con paso nervioso, como si estuviera esperando a alguien que en cualquier momento llegaría a salvarla. La miraba a diario en medio de la multitud que pasa por la inmensa niebla que cubre losespacios dejados por la razón y la nada. Hablando con mi amigo, miraba esa boca pintada de carmesí, esos labios eran de Paulina, ojos cafés, tez color nieve y un pelo rebelde de rizos negros que se movían cuando transitaba de un lado a otro esperando al héroe o villano. Mi conversación era sobre política, deportes y la realidad nacional mientras ella aceleraba su paso. Me acuerdo bien de ella,desde el día en que la vi, el cielo se tornó gris, nublado. Conversamos de temas superficiales que se tratan cuando recién se conoce a alguien y se intenta buscar un nexo común. Después, durante tres semanas la iba conociendo más a fondo; conocí sus aspiraciones, algunos de sus sueños más íntimos, incluso me había contado algunos de sus problemas. Por motivos que desconozco nos distanciamos, dejamosde tratarnos, alguien debió contarle alguno de mis yerros.

Cuando la conocí, ella tenía que afrontar algunos problemas; su padre y su madre se estaban separando y a más de ello todos se oponían a su idea de ser parte en un grupo de artes. Tengo la certeza de que ella escondía detrás de su sonrisa una gran tristeza. Sinceramente me daba temor que esa melancolía profunda le provoque unadepresión grave. No supe más de Paulina durante seis largos meses en que la distinguía de lejos, tan cercana y distante al mismo tiempo. A veces la veía cantar en el coro de mujeres dirigidas por el maestro Manuel. Estar tan cerca de mi amiga y al mismo tiempo tan lejos era extraño y a la vez inédito, inclusive era impredecible. Percibirla ahí, con la impaciencia pintada de rojo y desesperadaesperando a alguien, me permitía notar su corazón de niña y sus ademanes de mujer. Cada vez hacía caso más omiso de lo que me decía mi amigo y miraba con mayor atención, casi con deleite, el movimiento de los rizos de ella en su caminar.

Recordé que Paulina un día me contó un par de anécdotas de lo que había vivido unas semanas antes, el lugar a dónde llegaría al final de la tarde y otras cosasreferentes a sus actividades nocturnas. Observándola, noté que había cambiado algo en su forma de ser, que no era la misma de antes. La descubrí más madura, un poco más responsable. Pero aún conserva ese aire de espontaneidad que tanto me había gustado de ella cuando la conocí. Era esa espontaneidad tan diáfana que fácilmente atrae a cualquier persona y la envuelve en una atmósfera azul en la quese encuentra la paz.

A pesar de que su padre le había prohibido ingresar al grupo de artes, ella había conseguido ingresar al coro del maestro Manuel. Su voz era transparente, cristalina, melodiosa, cántico del cielo especial para quien la oyera. Su voz era tan hermosa que Manuel le había encomendado los solos de ese coro. Sin dar lugar a una duda se podía percibir el gran talento de ellaen el arte musical, era sencillamente extraordinaria.

Nunca fue vanidosa, siempre vistió con sencillez y casi nunca utilizaba el banal maquillaje. Aquel rostro siempre inmaculado, irradiaba a pesar de su tristeza, una luz de confianza y sutil calidez que penetraba en mi alma a través de su sincera mirada y, verla así, con la boquita pintada de rojo por el colorante del chupete que estabacomiendo, caminando de un lado a otro, esperando a alguien que vendría por ella en cualquier instante, me estremecía. Mientras transcurrían largos minutos, pesados, su boca se pintaba más, ese carmesí se veía más evidente y provocativo. La velocidad de sus pasos y su impaciencia se acrecentaba hasta volverse claramente notables.

El día de su cumpleaños quise regalarle una tarjeta que...