Examen de Lengua y Literatura
En Eukaria, sitio caluroso y extenuante para cualquier ser humano, la noche del 4 de marzo sucedió un homicidio. Quizá no sea de extrañar que algo así suceda en ese lugar, ya que elincesante bochorno puede llegar a ser perturbador para muchos. Las plantas se marchitan y los árboles se secan, el sol emana sus rayos vehemente sobre cualquier criatura que pise el suelo abrumador yquemante. Sin embargo, cuando Juana María Fajina se acercó a la pradera que la iba a ver sucumbir tiempo después, raramente acaecía una fresca brisa que la hizo sosegar sus atosigantes pensamientos.Lo cierto es que nadie –ni su Saguinus oedipus, mayor confidente- supo nunca el motivo de su menoscabo. Ella era una mujer alta, de ojos claros, cabellos rubios, tan conservada como respetuosa. ¡Nadiepodría atentar contra su vida!
A las 6:30, sonó el teléfono, cuando el Dr. Darwin y yo nos encontrábamos discutiendo acerca de la causa bioquímica de ciertos tipos de diabetes mellitus, era elinspector Mata, por primera vez nos solicitaban para la valoración de una escena del crimen –mayormente nos citaban para análisis de pruebas-. Nos advirtieron que compareciéramos lo antes posible, ya queel caso se debía resolver de inmediato.
Haber tenido que presenciar una escena tan encarnizada, aún ahora me aterroriza. El cuerpo de la mujer, de unos 20 años, se encontraba mutilado y desangradosobre las raíces de un Callistemon viminalis que es típico de la región, la sangre parecía estar modelando siluetas alrededor de la occisa, y las primeras ideas de mi jefe -el Dr. Darwin- comenzaron aentreverse en sus gestos, al tiempo que apreciaba la obra del homicida.
Para la tarde del 5 de marzo, ya habíamos investigado todo lo que se podía saber acerca de la vida de Juana María Fajina, peromuy poco sobre su muerte. El Dr. Darwin habló de forma exigua cuando trabajamos en este caso, pero las cosas que decía, eran acertadas y probables, fue así como dimos con el primer sospechoso: José...
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