Excursión a la luna
El día de su décimo cumpleaños no dudó en decir en alto su deseo:quería viajar a la luna. Sus padres le preguntaron si se refería a ser astronauta, idea que negó de inmediato: él solo deseaba por estar allí de excursión. Estaba convencido de que podría ver la luna sirealmente ponía mucho empeño en ello. Notaba que su madre creía que era el capricho de un niño, pero en los ojos de su padre había un brillo diferente: estaba meditando cómo cumplir su sueño.
Pasaronvarias semanas y Pedro apenas se acordaba del sueño que había pedido, aceptando que era imposible que algún día se cumpliese. Para su sorpresa esa misma tarde su padre entró en la habitación diciéndoleque preparase las cosas para mañana: se iban de excursión a la luna. Pedro no tenía ni idea de qué iba a hacer exactamente su padre para que pudiesen llegar a ella, pero estaba convencido de que sialguien podía lograr lo imposible ese era él.
Volvieron a la playa al día siguiente para decepción del pequeño. A pesar de la cara de disgusto que puso su padre mantenía la sonrisa. Le pidió que sesentase y que esperasen tranquilamente hasta que llegase el momento del viaje. Así estuvieron durante horas hasta que su padre le dijo que ya era hora de ir a la luna, metiéndote acto seguido en el mar.Pedro seguía sin entender nada, siguiéndole al agua para ver lo que ocurría.
Una vez dentro se sumergieron para bucear un poco por orden de su padre, encontrándose al salir que estaban en laauténtica luna. Dentro de un pequeño cráter lleno de agua podían ver La Tierra desde allí como si fuese la propia Luna. El padre le explicó que él de pequeño también deseaba ver la luna, pero que la única...
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